martes, 2 de mayo de 2017






GIRARDOT A FUEGO LENTO


“Previsión es la dirección que el líder tiene. Una vez que pierde esta dirección y los acontecimientos comienzan a forzar su mano, es líder solamente de nombre. No está dirigiendo; está reaccionando a los acontecimientos inmediatos y probablemente no continuará siendo líder por mucho tiempo (…).”  Robert  K. Greenleaf.

El exiguo cuerpo de bomberos de Girardot.

Es inevitable que cuando se habla del cuerpo de bomberos de Girardot llegue a mi memoria el día en que llegaron a nuestra casa a las doce de la noche por un conato de incendio,  y uno de  ellos me preguntara  despreocupadamente: “¿Ustedes tienen una linterna? 

Después de  cinco o seis años, nada ha cambiado.

No conozco a la directora de Prodesarrollo, Tatiana Arciniegas Cocoma, como tampoco presencié su exposición en el recinto del concejo municipal.  Preferí escuchar la grabación y hubo posiciones, explicaciones y justificaciones que no me satisficieron.

Hablar sobre el cuerpo de bomberos de Girardot puede dar para hablar de todo…y no hablar de nada.  Pero hay un punto que sobresale de entre los demás y es el de la capacidad técnica, operativa y humana que tiene para atender incendios.

Fue reiterativa la directora  en mencionar que se trabaja con las uñas y que no ha existido “voluntad política” por parte de la administración municipal, por ejemplo, para apoyar a los bomberos de Girardot.

No descubre  que el agua moja cuando denuncia que han pasado dos administraciones en que la Secretaría de Hacienda no los ha ayudado.  Normal; si la  prioridad de esa cartera nunca pareció que fuera trabajar para el beneficio de la casi ciudad.

Pero detrás de ese señalamiento y esa abnegación  estoica hay que preguntar ¿cuál ha sido la influencia de la directora de Prodesarrollo para  mejorar las condiciones deplorables que exhibe la entidad hoy?

Porque un gerente eficiente que le toca “bailar con la más fea”, si es inteligente, antes de aceptar el cargo ha auscultado y diagnosticado qué herramientas tiene para el éxito de su gestión;  y visto así solo existen dos posibles escenarios para aceptar  una empresa decadente y acéfala desde lo más alto de su estructura: o tiene toda la intención y posibilidades de alcanzar logros significativos que fortalezcan a la empresa en sí o sencillamente va por el sueldo, haciendo  una que otra cosa que parezca que se cumple con las funciones establecidas.  ¿Cuál de las dos aplica para este caso?

Defender a la empresa, como lo llama ella, no es batirse en franca lid contra quién pregunta  y asevera anomalías de ella.  Defender a la empresa es gestionar ante todo el mundo la dotación, la maquinaria y las herramientas que son las que realmente  protegen  la vida de los bomberos.  Mientras ellos “trabajen con las uñas” y ella lo permita, el riesgo que se corre con la integridad física de todos ellos es incalculable.

Defender la empresa es hacerla eficiente para que cumpla su objetivo primordial.  Salvar vidas.

Se equivoca la directora cuando menciona que no hay que buscar culpables sino encontrar soluciones.  Indudablemente que hay que buscar las soluciones pero si es importante determinar responsabilidades. ¿O de lo contrario,  para qué  “compartir responsabilidades”?

En un país en donde reconocer errores o renunciar por equivocaciones que se oponen a sanos comportamientos o procedimientos, no es normal,  determinar y establecer los culpables si es necesario.  Porque los actos negligentes, abusivos, arbitrarios o dolosos que puedan originar una tragedia,  pueden incluso   ser motivo de una investigación judicial.  Bajo el suave tapiz de la oratoria no podemos preferir las soluciones a los culpables.  Los dos elementos son igualmente importantes y a ambos hay que dedicarles el tiempo suficiente.

Existen gerencias en cargos públicos que exigen unas competencias indispensables para el buen desarrollo de la empresa que se dirige. Ya  que cualquier omisión por la ignorancia en el tema puede  provocar una tragedia que pudo  prevenirse o  evitarse según la manera como se maneje.

La razón de ser del cuerpo de bomberos en cualquier ciudad del mundo es apagar incendios.  (Las avispas, los gatitos, el aseo pueden  re direccionarse).   Por eso me parece traído de los cabellos que cuando en el concejo municipal se mencionó que algunos establecimientos que se han visto afectados por el fuego no contaban con las normas básicas de prevención, la directora de Prodesarrollo filantrópicamente  señalara que “(…) aun así atendimos el siniestro”. 

De ser así, acaso ¿no era más diligente haber sancionado a estos establecimientos de comercio, antes que sugerir que la atención ante un desastre es una opción de los bomberos?  ¡Error de qué tamaño!

Bomberos con sobrepeso, posiblemente con problemas respiratorios, máquinas depreciadas y limitadas, herramientas insuficientes, un ambiente laboral que no queda claro, una entidad que no se encuentra registrada ante la Unidad Nacional de Bomberos, ausencia por parte de la administración municipal y una comunidad que no dimensiona el riesgo de no tener un cuerpo de bomberos eficiente  para lo más importante, extinguir incendios, convierte a Girardot en un pueblo a bajo hervor.





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