GIRARDOT, ¿CIUDAD TURÍSTICA?
Por: Arq. Orlando Barragán Bergaño.
Es entendido que el turismo es una de las grandes industrias.
Muchas naciones, ciudades y regiones, derivan su economía de él; Italia, Grecia, Perú, entre otros, tienen como
atractivos principales su historia, representada en edificaciones como centros históricos; templos,
monumentos, ruinas En estas naciones
sobresalen ciudades como Roma, Atenas y el Cuzco, que tienen como atractivo, las ruinas del imperio romano con el Coliseo,
la Acrópolis con el Partenón y las
ruinas del imperio Inca con Machu Picchu,
bienes patrimonio de la humanidad.
Aquí existen ciudades como Cartagena, con sus murallas y
edificaciones; el centro histórico de
Popayán, con sus iglesias, claustros y
casas. La arquitectura de la Bogotá
colonial representada en iglesias, museos, y el centro histórico de la
Candelaria con todo lo que exhibe.
Veamos cómo estamos y qué tenemos en Girardot para compararnos o asumir algún rol en el ámbito turístico nacional o regional, para no
ir tan lejos.
La ciudad dentro de la connotación turística que manejan las anteriormente
mencionadas, no está muy lejos de entrar en ese contexto. Tiene historia y
atractivos naturales, esenciales para impulsar un desarrollo turístico importante que jalonaría la inversión y posicionaría la ciudad nacional e internacionalmente.
En las diferentes etapas de
su desarrollo ha desaprovechado turísticamente lugares de importancia y por ende el disfrute de sus habitantes.
Fue baluarte y a su vez epicentro en medios de transporte; a finales de 1800 y
mediados del siglo XX, muy influyentes
en el desarrollo del centro del país.
La llegada del primer vuelo comercial realizado por la empresa
SCADTA en 1920, la construcción del ferrocarril de Girardot, y la navegación a
vapor por el río Magdalena, la posicionaron después de Bogotá como la ciudad
más importante del interior del país.
¿Qué quedó y en qué estado se encuentra?
El Puente Férreo, majestuosa obra que combina conceptos de
ingeniería y arquitectura, realizada por ingleses en 1930, adolece de
mantenimiento; sus traviesas en madera cayéndose, junto con el entorno que se aprecia desde sus corredores,
no es agradable. Una línea Férrea declarada patrimonio nacional que
constantemente invadimos; una estación que desde que fue restaurada en
los años 90, no mantenemos. Ni qué decir de la plaza del ferrocarril invadida
de casuchas en mal estado, y unas edificaciones representativas de la época
como el hotel San Germán, atropellado en su estilo original por las continuas intervenciones. También declarado patrimonio cultural.
Por el río, y en el lugar más representativo, el Embarcadero se
encuentra en desuso. Se puede disfrutar de una escenográfica vista espectacular
que combina puente, río y ruinas de la antigua trilladora Magdalena, lugar
mágico que recuerda la actividad que allí
sucedió. Hoy sin mantenimiento.
Y ni hablar del acceso por la carrera doce, lleno de actividades
no propicias y edificaciones ruinosas que afean la vía y no incitan a visitar
el majestuoso Magdalena.
De la aviación solo el recuerdo, pudiéndose recuperar mediante un
museo y monumento, aprovechando el centenario que se avecina.
En la Plaza de la Constitución, ocurrió la fundación de Girardot;
hoy desvirtuada por un parqueadero y el retiro de su declaratoria como bien de
interés cultural. Además hay
edificaciones como la plaza de mercado desfigurada por el maremágnum de
elementos adosados como tejas, casuchas, muros, mezanines, y cables, que junto
al desorden restan atractivo a una obra monumental que combina conceptos de
ingeniería y arquitectura concebida como espacio abierto.
Allí mismo se encuentra
parte de las edificaciones más antiguas de la ciudad; la casona de dos pisos de
la carrera 9ª con calle 11 esquina. En proceso de ruina con la anuencia también
de la administración municipal; la casa cural en riesgo de demolición como
aconteció con la iglesia de San Miguel que terminó en una edificación moderna. Construcciones
protegidas por ser patrimonio cultural.
Iglesia San Miguel de Girardot a finales del siglo XIX |
Iglesia San Miguel recién modificada en su estructura y diseño. |
El Camellón del Comercio, eje cultural, por las edificaciones de diferentes estilos y épocas;
la vernácula en casonas de un piso con
pórticos en madera de comienzos del siglo pasado; el estilo internacional
representado en arquitectura bancaria de rasgos neoclásicos, y el estilo
republicano expresado en la antigua construcción de la “Escuela Argentina”,
único de diseño en claustro que tiene la ciudad.
Eje representativo del estilo porticado, herencia de la cultura
griega y romana implantada y adecuada en Girardot con estilo local.
Arquitectura que está sucumbiendo por las demoliciones y malas intervenciones.
El Barrio Las Quintas, patrimonio cultural urbano, que hoy podría
llamarse “El Hollywood Criollo” por la apetencia de las empresas de cine y
televisión, nada tiene que envidiarle a muchos centros históricos del país, Hoy
es intervenido con la demolición de algunas casas, que cambian su estilo.
Calle emblemática como la carrera décima, eje principal de la
ciudad, resultante de antiguo camino de la Colonia que conducía a Tocaima, hoy
es un lugar sin atractivo alguno, carente inclusive de andenes y arborización
adecuada.
Y qué decir de los accesos
a la ciudad, llámese puente Ospina Pérez o Salsipuedes, que dan vergüenza. No
son los apropiados para dar la bienvenida a los visitantes, y mucho menos para
el impacto positivo que se pretende.
Tenemos historia y atractivos naturales, pero valorados en sentido
contrario. No sabemos para qué sirven. Y como no sabemos para qué sirven, los
tenemos al garete o los destruimos. De ahí
su desaprovechamiento turístico.
Mientras en otros lugares las ruinas de la grandiosidad de los
imperios, monarquías y democracias, son de incalculable valor, en Girardot se
llevan a la ruina los atractivos para desaparecerlos; así ha ocurrido
últimamente con parte de los porticados vernáculos, iglesia de San Miguel,
casas del barrio Las Quintas y más que están en camino.
Es hora de comenzar por lo que tenemos y que podemos
hacer, y no pensar en lo que no tenemos y no podemos hacer. Se necesita un poco de voluntad
política, para que mediante un conjunto de obras
prioritarias que no significan grandes
inversiones, se puedan recuperar los lugares emblemáticos de la ciudad,
mejorando espacio público, fachadas,
edificaciones y dotación de arborización, para que una vez realizadas
sean espacios y edificaciones
embellecidos.
Acciones
encaminadas a suplir las necesidades de un turismo de calidad, que junto
a las demás actividades que lo encadenan, colocarían a la ciudad en el contexto
turístico que se merece.
(Fotografía iglesia del siglo XIX. Orlando Barragán Bergaño).
(Fotografía iglesia del siglo XIX. Orlando Barragán Bergaño).
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