¡CARABINERA!
Capitán Paula Andrea Güiza Castellanos. |
Llanera de nacimiento, con sus 1.76 centímetros de estatura, la capitán Paula Andrea Güiza Castellanos comanda el
grupo de policías carabineros que se asienta en la vereda Barzalosa, en el
muncipio de Girardot, Cundinamarca.
Haciendo gala de la hospitalidad
propia de los llaneros prefirió dialogar con nosotros en medio de las
caballerizas, los jejenes y caballos, en
lugar de su confortable oficina.
Ingresó a la Policía Nacional con 17 años de edad; 11 años como oficial. En
Cali se desempeñó como comandante del Escuadrón de Carabineros en Siloé. Posteriormente pasó a Servicios Especiales,
en la época que comenzó a regir la Ley de Infancia y Adolescencia.
Como teniente efectivo la enviaron a
Villavicencio, su tierra natal, en donde trabajó cinco años; en Girardot está
radicada hace dos años.
Su especialidad no son únicamente los
caballos; recuerda que “luego del curso
de carabineros me enviaron a la estación de carabineros de Cali en donde
trabajé con caballos y perros; y yo no
sabía nada de los perros. A raíz de eso
me presenté a hacer el curso con perros y también soy guía canino; también
adiestro perros.”
Guías caninos en una demostración en el Coliseo de Ferías y Exposiciónes José Alonso Escandón. |
Siente que la vida la ha premiado
porque “los animales siempre me han
gustado. Yo inclusive soy llanera. Estoy muy agradecida con la institución
porque desde un principio me enviaron a los carabineros y después me brindaron
la oportunidad de aprender sobre los perros…entonces yo vivo muy contenta
aquí.”
La historia cuenta que hace cuatro
años en seis hectáreas se activó este
fuerte carabinero, con una inversión de cuatro mil cuatrocientos millones de
pesos y diez meses de arduo trabajo.
Cuando habla de la función primordial
de ella y sus hombres es precisa en reconocer que “lo principal es el acercamiento a la comunidad en la parte preventiva; las
actividades con los niños, con los ancianos, las actividades de protección al
medio ambiente (…) lo que de pronto no hace la vigilancia porque está ceñida a
conocer los casos de operatividad o delincuenciales. (…) Nosotros nos acercamos
más a la comunidad por la parte académica, por la parte rural, por la parte
ambiental (…)”
El fin de semana que concertamos la
cita ella se encontraba en la graduación de los niños carabineritos. "El
Programa de Carabineritos" que se llama
así, se organizó para ocupar el tiempo libre de los niños, y para que nos ayudaran en la parte
social. Entonces qué pasa; hay una actividad de siembra de árboles en un
sitio. Entonces nos vamos con los niños carabineritos y con los carabineros. Entre
todos hacemos la labor social de la siembra de árboles. Ocupamos el tiempo libre de los niños y
hacemos una labor social muy bonita.”
La capitán Paula Andrea nos comenta
que este año se graduaron 25 niños. La
edad mínima de vinculación es de ocho años y la máxima de quince años.
Orgullosa recuerda que en el 2014 los
carabineritos obtuvieron el “Premio
Nacional CAR”. Reconocimiento a la labor que desarrollaron en su entorno.
Pero hay algo más para resaltar de
este grupo de niños: “(…) lo importante
de este grupo es que tenemos unos niños con capacidad especial auditiva; ocho
niños. Vienen regularmente (…) son de la fundación Seres.”
Le pregunto por algo que ignoran
muchas personas. ¿Cuál es la función de
los carabineros en la ciudad? Nos dice que “(…) el carabinero está creado realmente para la parte rural; pero en la parte urbana apoyamos
principalmente en estadios y conciertos, para mitigar un poco el tema de la
aglomeración (…) con los caballos se
puede hacer una determinado control de la multitud como no puede hacer el
policía solo o con el solo bastón de mando. En cambio el caballito ayuda un
poco a controlar (…).”
Junto a las caballerizas mientras
acaricia a Jacaranda, Jeremídas, Jeridas, Kael, o Rosillo, nos comenta que en
el fuerte existen doce caballos y la mula llamada Laissa. Todos vienen de los criaderos de la Policía
Nacional; algunos importados de Argentina.
Ellos a los dieciocho años salen
pensionados. “De baja como tal”, y esboza
una sonrisa inocente y divertida. El centro
geriátrico de estos veteranos que han cumplido su ciclo se llama Verdum, en San
Martín, Meta.
También manejan el tema de los
ofidios. “Es una capacitación que se dicta a raíz de que el intendente Gutiérrez,
el que maneja el grupo de carabineritos, ha estado muy atento (…); ha hecho muchos cursos del tema de ofídicos. Él
le ha enseñado a los niños y estos han
transmitido esa información en charlas de colegios y universidades”.
Capitán, le pregunto yo, pero mujeres
carabineras no hay muchas. Ríe nuevamente:
“A nivel de Policía Nacional somos
poquitas, a nivel de carabineros también.
Precisamente la Dirección de Carabineros pensó en eso y creó dos grupos
de mujeres; uno que se llama el Escuadrón Femenino Operacional. En ese las
niñas no montan a caballo pero están con su traje de fatiga y hacen
acercamientos a la comunidad con actividades lúdicas. El otro grupo es el Escuadrón Femenino Montado
(…) Son 25 a 30 niñas en cada
grupo.
Terminada la entrevista, bajo un sol
vespertino, como la excelente anfitriona que es, nos acompaña hasta la entrada del fuerte. Su
mano extendida con firmeza nos confirma que frente a nosotros estuvo una comprometida oficial de la Policía Nacional de Colombia, enamorada irremediable de los animales.
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