viernes, 18 de noviembre de 2016




TRAS LAS HUELLA DE “EL ADORADOR”



Certificación que premia al grupo de "Los Adoradores" como uno de los colectivos ganadores en la convocatoria "La ruta de la idea", respaldada  por el Ministerio de Cultura, Instituto Departamental de Cultura y Turismo de Cundinamarca, Corporedes 365 y Gobernación de Cundinamarca entre otros.

Avizorando el horizonte en donde se dibujan lejanos y mágicos los valles del río Bogotá y el río grande de La Magdalena, adornados con altura por las cúpulas de la iglesia del municipio de Tocaima, permanece pétreo “El Adorador”.  Presencia muda de nuestros antepasados que trasciende en el tiempo y mismo espacio.

Rodolfo Rodríguez Delgadillo, médico veterinario, conoce la historia de este petroglifo  como las palmas de sus dos manos.

Relata que hace aproximadamente nueve años conoció al señor Manuel Antonio Mendoza, campesino de la zona, que además de tener animales domésticos trabajaba en la extracción artesanal de yeso, en el piedemonte de la cordillera Alonso Vera, perteneciente a la vereda Berlín del municipio de Girardot.

“En cierta oportunidad -reseña Rodolfo Rodríguez- Manuel Antonio me comenta que en la cima había unas piedras raras, con unas tallas.  ¿Que cuándo subíamos?”

El médico veterinario para ese entonces, nueve años atrás, ya en los municipios de Jerusalén, Tocaima, Guataquí y Nariño, conocía esa clase de rocas talladas, que técnicamente se conocen con el nombre de petroglifos. 

Los petroglifos son diseños simbólicos que se hacen sobre las rocas, desgastando su capa superficial.  Se estima que estos símbolos son los más cercanos antes de que llegara la escritura.  Por lo mismo se cree que servían como un medio de comunicación.

Rodolfo continúa relatándonos que una vez decidieron ascender, llegaron “a una roca de una extensión de tres metros de largo por un metro de alto; parecido como a un altar en donde se celebraba algún tipo de ceremonia ritual.  Y sobre la superficie de la piedra, efectivamente, encontré tallada la figura de una persona arrodillada a la que le dimos el nombre de  “El Adorador”".

Luego de ese nuevo descubrimiento para él,  inquieto por todo lo que significaba el hallazgo en esa zona montañosa, Rodolfo aprovecha la presencia de Álvaro Botiva en Girardot, antropólogo  y arqueólogo reconocido internacionalmente;  le comenta sobre el hecho y luego de programar un día de campo ascienden hasta la cima del cerro Piedras Negras.

Cuál no sería la sorpresa cuando el arqueólogo Álvaro Botiva fuera de confirmarle la autenticidad del petroglifo, le indica que “además de una figura  hay  otras dos que usted no ha visto”.

Nos cuenta el médico veterinario con notable excitación que “efectivamente al lado derecho de “El Adorador” hay una figura geométrica; un rombo concentrado. Y al lado izquierdo la cara de un felino gigante, posiblemente de un jaguar”.

Los estudios demuestran que nuestros antepasados pintaban  íconos con los que ellos se identificaban, en los que sobresalían, por ejemplo, la destreza para la cacería;  una de sus principales actividades.

Las imágenes geométricas son un poco más complejas de entender, ya que parece ser que se relacionan con la cosmovisión misma de las culturas que, en este caso, habitaban este sector de la cordillera Alonso Vera.  Presumiblemente los indios Panches.


 EN EL ASCENSO: BELLEZA DE FAUNA Y FLORA

Ascender a la cima del cerro Piedras Negras es subir una alta pendiente de 30° de inclinación, con una distancia de  4 kilómetros, en un tiempo de una hora y quince minutos aproximadamente, con intervalos de descanso.

Cuenta Rodolfo Rodríguez que el paisaje que se aprecia es impresionante. “Es un excelente bosque primario; árboles grandes, todo el terreno es sombrío, con mucha biodiversidad.  Lo que demuestra la no intervención del hombre.”

“Se puede valorar la presencia de mucho insecto que demuestra la no presencia de agroquímicos en la zona.  Libélulas, mariposas Morfo (azul aguamarina), mariposas Sobre, y la mundialmente conocida mariposa Monarca, que es la mariposa amarilla”.

Es reiterativo en el hecho de que no hay presencia de agroquímicos.  “Eso es muy importante para nosotros los ambientalistas; y es tratar de conservar estos ecosistemas totalmente limpios.  En donde verdaderamente se produce Oxígeno”

“Además sabemos que en la parte alta se encuentra también gran diversidad de aves, y ese es otro atractivo que hay durante el recorrido del sendero. El aviturismo.  Entre las aves más comunes de la zona se observan gavilanes, mirlas, azulejos, cardenales, santa marías y pericos.

 UN BOSQUE NATIVO VIRGEN:

La riqueza natural que se encuentra en sus bosques él la identifica ubicándola  “en la parte de bosque nativo; es un ecosistema Bosque Seco Primario.  Encontramos principalmente especies nativas de árboles como el iguá, chicalá, nacedero y uno que otro samán.”

Es importante resaltar que el valor ecológico de este bosque es que es inexplorado.  Es un bosque virgen, que ha tenido la fortuna de que la mano del hombre no haya intervenido para destruirlo, lo que ha permitido la conservación de la fauna y la flora que actualmente existe allí.

Para hablar del clima hay que decir que en el piedemonte del cerro Piedras Negras se está a 300 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.) y que  cuando se llega a la cima del mismo, se ha ascendido a 800 m.s.n.m. 

“Como es totalmente sombreado nosotros percibimos, después de media hora de caminar, que se baja la temperatura unos 2 grados en comparación con el clima existente antes de comenzar el ascenso”, asevera Rodríguez Delgadillo.

 LOS ADORADORES:

De izquierda a derecha Michael Piza, Fanny Castiblanco, Carlos Alberto Ramírez Salina, Diana Marcela Guayara y Rodolfo Rodríguez Delgadillo.

Toda esta historia, por lo demás fantástica, la conocemos gracias al  Seminario-Taller: Arte, Gestión y Cultura Política 2016, respaldado principalmente por el Ministerio de Cultura y orientado por Corporedes 365, en cabeza del comunicador social  Carlos Alberto Ramírez Salina.

En el desarrollo del seminario-taller se hizo  la convocatoria para la presentación de un proyecto cultural que impactara en la comunidad.

El grupo integrado por Fanny Castiblanco, Diana Marcela Guayara, Yessica Ximena Muñoz, Rodolfo Rodríguez, Michael Piza y Elmar Darío Pautt Gutiérrez, obtuvo el primer lugar en representación del municipio de Girardot.

En analogía con la historia del petroglifo que se conoció gracias a la experiencia transmitida por el médico veterinario  Rodolfo Rodríguez Delgadillo, el grupo del proyecto tomó el nombre  “Los Adoradores”.

La información recibida fue suficiente para entender la oportunidad que se presentaba para involucrarse y proponer un proyecto que beneficiara de alguna manera importante este patrimonio arqueológico, prácticamente desconocido, al igual que a los habitantes de la zona.

La primera idea fue cubrir con un techo el petroglifo para protegerlo de la intemperie y sus estragos a través del tiempo.  Todo avanzó con emotividad y entusiasmo hasta que llegó el primer obstáculo; el dinero que se entregaba al ganador de la convocatoria era un millón de pesos, y el valor del proyecto que se había diseñado para la protección del petroglifo “El Adorador” sobrepasaba  cuatro veces este valor. 

Pero el propósito continuaba incólume y el ánimo inquebrantable.  Había que re- direccionar el proyecto sin alejarse del objetivo principal: ”Rescatar el valor del patrimonio arqueológico del petroglifo EL ADORADOR fortaleciendo las diferentes representaciones étnicas y culturales, a través de la vinculación de la población de la vereda Berlín a un esquema de capacitación, generando  así nuevas fuentes de trabajo”.  Esto fue lo que se propuso.

Una vez ajustado el presupuesto a las necesidades principales que permitieran dar viabilidad al proyecto, se modificó, se perfeccionó y se presentó.

Promover y divulgar la existencia del petroglifo “El Adorador” a la mayor cantidad de personas en Girardot y la región, orientar y capacitar a los pobladores de la vereda Berlín en ecoturismo, fortaleciéndolos en emprendimiento, gastronomía, artesanía y guía de turismo, música y folclor; además de orientar actividades ecoturísticas hacia escenarios naturales que ofrezcan patrimonio arqueológico en este sector cundinamarqués,  son los objetivos específicos del grupo. 

El pasado 3 de noviembre en la gobernación de Cundinamarca, el gobernador oficialmente reconoció que el proyecto “Tras la Huella del Adorador”, fue el ganador del premio a la convocatoria “La ruta de la idea” en representación de la ciudad de Girardot.

Una historia real y la certeza de que Girardot tiene atractivos turísticos valiosos inexplorados.  La tarea ya comenzó.



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