TRAS LAS HUELLA DE “EL
ADORADOR”
Avizorando el horizonte en donde se dibujan lejanos y mágicos los
valles del río Bogotá y el río grande de La Magdalena, adornados con altura por
las cúpulas de la iglesia del municipio de Tocaima, permanece pétreo “El
Adorador”. Presencia muda de nuestros
antepasados que trasciende en el tiempo y mismo espacio.
Rodolfo Rodríguez Delgadillo, médico veterinario, conoce la historia de
este petroglifo como las palmas de sus
dos manos.
Relata que hace aproximadamente nueve años conoció al señor Manuel Antonio
Mendoza, campesino de la zona, que además de tener animales domésticos
trabajaba en la extracción artesanal de yeso, en el piedemonte de la cordillera
Alonso Vera, perteneciente a la vereda Berlín del municipio de Girardot.
“En cierta oportunidad -reseña Rodolfo Rodríguez- Manuel Antonio me
comenta que en la cima había unas piedras raras, con unas tallas. ¿Que cuándo subíamos?”
El médico veterinario para ese entonces, nueve años atrás, ya en los
municipios de Jerusalén, Tocaima, Guataquí y Nariño, conocía esa clase de rocas
talladas, que técnicamente se conocen con el nombre de petroglifos.
Los petroglifos son diseños simbólicos que se hacen sobre las rocas,
desgastando su capa superficial. Se
estima que estos símbolos son los más cercanos antes de que llegara la
escritura. Por lo mismo se cree que
servían como un medio de comunicación.
Rodolfo continúa relatándonos que una vez decidieron ascender, llegaron
“a una roca de una extensión de tres metros de largo por un metro de alto;
parecido como a un altar en donde se celebraba algún tipo de ceremonia
ritual. Y sobre la superficie de la
piedra, efectivamente, encontré tallada la figura de una persona arrodillada a
la que le dimos el nombre de “El
Adorador”".
Luego de ese nuevo descubrimiento para él, inquieto por todo lo que significaba el
hallazgo en esa zona montañosa, Rodolfo aprovecha la presencia de Álvaro Botiva
en Girardot, antropólogo y arqueólogo
reconocido internacionalmente; le
comenta sobre el hecho y luego de programar un día de campo ascienden hasta la
cima del cerro Piedras Negras.
Cuál no sería la sorpresa cuando el arqueólogo Álvaro Botiva fuera de
confirmarle la autenticidad del petroglifo, le indica que “además de una figura
hay otras dos que usted no ha visto”.
Nos cuenta el médico veterinario con notable excitación que
“efectivamente al lado derecho de “El Adorador” hay una figura geométrica; un
rombo concentrado. Y al lado izquierdo la cara de un felino gigante,
posiblemente de un jaguar”.
Los estudios demuestran que nuestros antepasados pintaban íconos con los que ellos se identificaban, en
los que sobresalían, por ejemplo, la destreza para la cacería; una de sus principales actividades.
Las imágenes geométricas son un poco más complejas de entender, ya que
parece ser que se relacionan con la cosmovisión misma de las culturas que, en
este caso, habitaban este sector de la cordillera Alonso Vera. Presumiblemente los indios Panches.
EN EL ASCENSO: BELLEZA DE
FAUNA Y FLORA
Ascender a la cima del cerro Piedras Negras es subir una alta pendiente
de 30° de inclinación, con una distancia de
4 kilómetros, en un tiempo de una hora y quince minutos aproximadamente,
con intervalos de descanso.
Cuenta Rodolfo Rodríguez que el paisaje que se aprecia es
impresionante. “Es un excelente bosque primario; árboles grandes, todo el terreno es
sombrío, con mucha biodiversidad. Lo que
demuestra la no intervención del hombre.”
“Se puede valorar la presencia de mucho insecto que demuestra la no
presencia de agroquímicos en la zona.
Libélulas, mariposas Morfo (azul aguamarina), mariposas Sobre, y la
mundialmente conocida mariposa Monarca, que es la mariposa amarilla”.
Es reiterativo en el hecho de que no hay presencia de
agroquímicos. “Eso es muy importante
para nosotros los ambientalistas; y es tratar de conservar estos ecosistemas
totalmente limpios. En donde
verdaderamente se produce Oxígeno”
“Además sabemos que en la parte alta se encuentra también gran
diversidad de aves, y ese es otro atractivo que hay durante el recorrido del
sendero. El aviturismo. Entre las aves
más comunes de la zona se observan gavilanes, mirlas, azulejos, cardenales,
santa marías y pericos.
UN BOSQUE NATIVO VIRGEN:
La riqueza natural que se encuentra en sus bosques él la identifica
ubicándola “en la parte de bosque nativo;
es un ecosistema Bosque Seco Primario.
Encontramos principalmente especies nativas de árboles como el iguá,
chicalá, nacedero y uno que otro samán.”
Es importante resaltar que el valor ecológico de este bosque es que es inexplorado. Es un bosque virgen,
que ha tenido la fortuna de que la mano del hombre no haya intervenido para
destruirlo, lo que ha permitido la conservación de la fauna y la flora que actualmente
existe allí.
Para hablar del clima hay que decir que en el piedemonte del cerro
Piedras Negras se está a 300 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.) y que cuando se llega a la cima del mismo, se ha ascendido
a 800 m.s.n.m.
“Como es totalmente sombreado nosotros percibimos, después de media
hora de caminar, que se baja la temperatura unos 2 grados en comparación con el
clima existente antes de comenzar el ascenso”, asevera Rodríguez Delgadillo.
LOS ADORADORES:
De izquierda a derecha Michael Piza, Fanny Castiblanco, Carlos Alberto Ramírez Salina, Diana Marcela Guayara y Rodolfo Rodríguez Delgadillo. |
Toda esta historia, por lo demás fantástica, la conocemos gracias al Seminario-Taller: Arte, Gestión y Cultura
Política 2016, respaldado principalmente por el Ministerio de Cultura y
orientado por Corporedes 365, en cabeza del comunicador social Carlos Alberto Ramírez Salina.
En el desarrollo del seminario-taller se hizo la convocatoria para la presentación de un
proyecto cultural que impactara en la comunidad.
El grupo integrado por Fanny Castiblanco, Diana Marcela Guayara,
Yessica Ximena Muñoz, Rodolfo Rodríguez, Michael Piza y Elmar Darío Pautt
Gutiérrez, obtuvo el primer lugar en representación del municipio de Girardot.
En analogía con la historia del petroglifo que se conoció gracias a la
experiencia transmitida por el médico veterinario Rodolfo Rodríguez Delgadillo, el grupo del
proyecto tomó el nombre “Los
Adoradores”.
La información recibida fue suficiente para entender la oportunidad que
se presentaba para involucrarse y proponer un proyecto que beneficiara de
alguna manera importante este patrimonio arqueológico, prácticamente
desconocido, al igual que a los habitantes de la zona.
La primera idea fue cubrir con un techo el petroglifo para protegerlo
de la intemperie y sus estragos a través del tiempo. Todo avanzó con emotividad y entusiasmo hasta
que llegó el primer obstáculo; el dinero que se entregaba al ganador de la
convocatoria era un millón de pesos, y el valor del proyecto que se había
diseñado para la protección del petroglifo “El Adorador” sobrepasaba cuatro veces este valor.
Pero el propósito continuaba incólume y el ánimo inquebrantable. Había que re- direccionar el proyecto sin
alejarse del objetivo principal: ”Rescatar el valor del patrimonio arqueológico
del petroglifo EL ADORADOR fortaleciendo las diferentes representaciones étnicas
y culturales, a través de la vinculación de la población de la vereda Berlín a
un esquema de capacitación, generando
así nuevas fuentes de trabajo”. Esto fue lo que se propuso.
Una vez ajustado el presupuesto a las necesidades principales que
permitieran dar viabilidad al proyecto, se modificó, se perfeccionó y se
presentó.
Promover y divulgar la existencia del petroglifo “El Adorador” a la
mayor cantidad de personas en Girardot y la región, orientar y capacitar a los
pobladores de la vereda Berlín en ecoturismo, fortaleciéndolos en
emprendimiento, gastronomía, artesanía y guía de turismo, música y folclor;
además de orientar actividades ecoturísticas hacia escenarios naturales que
ofrezcan patrimonio arqueológico en este sector cundinamarqués, son los objetivos
específicos del grupo.
El pasado 3 de noviembre en la gobernación de Cundinamarca, el
gobernador oficialmente reconoció que el proyecto “Tras la Huella del
Adorador”, fue el ganador del premio a la convocatoria “La ruta de la idea”
en representación de la ciudad de Girardot.
Una historia real y la certeza de que
Girardot tiene atractivos turísticos valiosos inexplorados. La tarea ya comenzó.
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