ESCOBAR Y VILLALBA
“Colgamos a los ladrones
de poca monta, pero a los grandes ladrones los elegimos para cargos
públicos” Esopo.
Hacer leña del árbol
caído es deporte nacional. Porque así se disimulan pecados propios, se golpea
sin riesgo a ser contraatacado y porque el morbo es el mejor estimulante y el
aperitivo perfecto de los que se nutren con penas ajenas.
El alcalde y ex alcalde
de Girardot, César Fabián Villalba y Diego Yohanny Escobar Guinea, fueron detenidos según la
Fiscalía General de la Nación el pasado jueves 29 de septiembre asestando el “Primer gran golpe contra la corrupción (…)”.
Por ser un tema difícil
para sus familias, sus verdaderos amigos y su reputación, además por desconocer
el proceso penal que se adelanta, me
abstendré de hacer juicios a priori
que desinformen o hieran innecesariamente sentimientos respetables.
Prefiero enfocarme en cómo los posibles casos de
corrupción en los diferentes estamentos oficiales locales son consecuencia de
la inacción, permisividad y complicidad de todos los que participamos como
ciudadanos, desde la posición que sea.
Empiezo con los más
responsables y menos humildes, los medios de comunicación. Sin importar si
pertenecen a cadenas reconocidas o comunicadores independientes.
Gran número de estos
mantienen a los funcionarios públicos, principalmente a los alcaldes, en una
situación de “chantaje profesional” para inducirlos, sometiéndolos a
críticas permanentes, a que terminen temiéndoles y cediendo a sus exigencias. (Publicidad
permanente y/o empleo para ellos o alguno de sus familiares).
Logrado su cometido,
las críticas se convierten en lisonjas permanentes, desproporcionadas,
invidentes, lejanas de la realidad y de la conveniencia del municipio. Esta dependencia económica ha llevado a la
investigación, crítica y rigor periodístico a su mínima expresión. .
El beneplácito y
contubernio de los medios de comunicación con los gobernantes y subalternos es
la alianza más letal contra la honestidad.
Muy bien lo decía Ludwig von Mises, “La
corrupción es un mal inherente a todo gobierno que no está controlado por la
opinión pública”.
En segunda instancia se
ha venido eligiendo a los herederos de la corrupción. Que no haya sentencias condenatorias no
quiere decir que las administraciones se hayan comportado con pulcritud
sacra.
En la antesala de cada
una de las elecciones para alcaldías o concejos municipales siempre hay
señalamientos repetidos sobre los mismos protagonistas. Pero el pueblo elige el alfil propuesto por
el mentor señalado como corrupto.
Los concejos municipales
tampoco escapan de la responsabilidad de que se respire un aire puro en los
pasillos de la alcaldía. Mucho se ha
hablado sobre las mal entendidas “mayorías” de esta Corporación que se
arrellanan alrededor del alcalde, servilmente expuestas.
Muchas veces en la
administración pasada y recientemente en este periodo, “las mayorías”
obstaculizaron las citaciones a funcionarios públicos como la secretaria de hacienda, para que rinda cuentas de su cartera.
¿Qué mensaje ético transmite que
unos funcionarios públicos que deben ejercer el control político, faciliten a quien maneja las finanzas del municipio, que no se presente a rendir su
informe? Un informe que no le pertenece
ni a la secretaria ni a los concejales,
sino ¡a toda la ciudadanía! ¿Qué
se esconde o qué no se debe saber?
Girardot presenta un
índice tan alto de desempleo, que como en el caso de los medios de
comunicación, el mayor empleador es la alcaldía; esto hace a muchos
considerarla como su única opción de trabajo, al costo que signifique. Una vez adentro la obligación de conservar el
empleo los expone a situaciones que van
contra sus principios, voluntad y dignidad.
Un ejemplo real. La
Fiscalía General de la Nación determinó que en el caso de Escobar y Villalba, “Otra de las supuestas irregularidades fue constreñir a los servidores de la administración, con la pérdida del empleo y a los contratistas, con la amenaza de cancelar o no renovar sus contratos”.
Los emergentes y
trepadores también cuentan. Son una especie que carcome y mella sin escrúpulos
las bases morales y financieras del municipio.
Llegan famélicos, raídos y enchancletados a provisionarse con los dineros
públicos para por primera vez abrir sus cuentas bancarias o endosar a terceros
lo sustraído de las arcas municipales.
La falta de valor civil
ayuda a que los abusos y chanchullos proliferen sin investigación ni castigo
alguno. Todos hablan pero ninguno
denuncia ni sostiene. Cabalgan los
corruptos sobre el miedo y la sumisión de sus víctimas, y estas, se hincan para
recibir azotes y espuelazos sin rechistar quejido.
Seguramente el exceso
de trabajo de los entes de control hace que el ciudadano perciba lentitud en la
investigación o falta de efectividad de la misma; en el caso de Diego Escobar
la Fiscalía General de la Nación informó drásticamente sobre su captura. Posteriormente se supo de fuente distinta,
(El Espectador, octubre 10 de 2016) que “(…)la funcionaria judicial ordenó la libertad inmediata del secretario de salud de Cundinamarca, Diego Escobar Guinea. Se determinó que se presentó una irregularidad por parte de la policía judicial en la detención otrora ex alcalde municipal”.
Pero lo que no se sabe
y confunde al ciudadano es por qué no se ha emitido una nueva orden de captura
o al menos que el ente de control, al que le corresponda, explique a la opinión
pública qué procedimiento se sigue en estos casos. Una explicación necesaria para la comunidad.
Que una vez
sentenciados, si sucede, estos o los otros, no aparezcan los mejores exponentes
de la moral y el buen gobierno con sus gastadas maniobras inquisitorias a
pregonar que lo advirtieron. Todos en
grado sumo tenemos una responsabilidad ineludible e innegable de lo que sucede
en la alcaldía municipal. Muchos por
acción y muchos por omisión.
La Justicia determinará
qué sucede en este caso en especial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario