¡USTED!
"Nadie puede saber por ti. Nadie puede crecer
por ti. Nadie puede buscar por ti. Nadie puede hacer por ti lo que tú mismo
debes hacer. La existencia no admite representantes." Jorge Bucay.
Los Estados como el nuestro han fabricado
innumerables figuras para fortalecer su imagen democrática. Pero a la larga, la mayoría de las veces,
incluso antes de nacer, terminan siendo un manojo inescrutable de figuras
decorativas.
Las Juntas de Acción Comunal, al menos en nuestra
casi ciudad, la mayoría de ellas son un franco ejemplo de lo anterior.
El próximo 29 de abril se elegirán las nuevas
Juntas de Acción Comunal en sus barrios
y veredas. ¿Qué tanto han hecho los dignatarios actuales y qué pensarán hacer los que aspiran ser?
Los alcaldes y concejales siempre se llevan las
peores calificaciones cuando se analiza el municipio. Y de eso hay mucho de
cierto. Pero creo que la
responsabilidad, desde otro nivel y en diferente escaparate, también recae sobre
la JAC de cada barrio, cuando éstas no
tienen la fuerza de gestión necesaria para lograr que cada ciudadano reciba bienestar junto con su familia.
No es ningún descubrimiento decir que, como en
todos los organismos públicos y muchos privados, la politización ha carcomido
sus bases morales, dejando en el aire y en un simple romanticismo la palabra
“democracia”, además de acabar
miserablemente con las aspiraciones de superación de los ciudadanos
desprotegidos, que son más de la mitad de nuestra población.
Los presidentes de muchas de las JAC se han
atrincherado detrás de esta figura para ofrecer servilmente sus oficios a los
candidatos a la alcaldía o en su defecto al mismo alcalde. No llegan con la firme intención de mejorar,
junto con sus habitantes, la calidad de vida de estos, sino que se “infiltran” para acompañar campañas políticas clientelistas
y manipular a los residentes del sector
para beneficio propio.
El “infiltrarse” conlleva necesariamente ausencia
de interés por la comunidad. Por eso las vías perduran eternamente en lamentables condiciones; los expendios de
droga siguen intocables y a la vista; la recolección de basuras supera la
deficiencia que tiene en el resto del municipio; la seguridad es una palabra
abstracta que no se puede graficar; las condiciones económicas de la comunidad
si no están mal, empeoran; la convivencia entre los habitantes se deteriora por
sectores.
Aunque están facultados para celebrar contratos
con empresas públicas o privadas para impulsar programas, planes y proyectos,
no lo hacen. Aunque deberían adelantar
procesos que recuperen y fomenten las diversas manifestaciones culturales y
deportivo-recreativas que fortalezcan la identidad comunal, no lo hacen. Aunque deben promover y velar por el sano
ejercicio del respeto a los derechos humanos y la conservación del medio
ambiente, no lo hacen. En síntesis,
aunque deben “(…) generar una mejor
calidad de vida en su jurisdicción”. ¡No lo hacen!
No son multiplicadores con sus vecinos
de las políticas que se adelantan desde los diferentes frentes (salud,
seguridad, recreación, deporte, cultura) en pro del bienestar de la comunidad.
Llegan como invitados especiales a las reuniones y salen como convidados de
piedra para sus barrios.
Pero al otro lado también está el otro responsable de esta situación comunal
que afea físicamente algunos barrios del municipio (la mayoría), y vuelve
trizas los conceptos democráticos, cívicos, solidarios, por los que se pretende
su constitución. ¡Usted!
Usted posiblemente no ha entendido la importancia
de la JAC de su sector y por lo mismo le
ha restado relevancia eligiendo a su mejor amigo o amiga o a quien el
gobernante de turno insinúe y pueda titiritear a su antojo; pero no al mejor ejecutivo que le convenga a
la comunidad. O usted pretende, seguramente, que eligiendo un presidente para
la JAC del barrio en donde vive, sus responsabilidades se endosen a él, quien
tiene que rendir cuentas, gestionar, hacer lobby,
elaborar informes, capacitarse, ganar enemigos, extender sus horarios de
trabajo, mientras usted ve novelas todo el día
o el señor juega tejo o sigue al Real Madrid desde su tableta.
La Junta de Acción Comunal bien enfocada, debe
gozar de un presidente que proponga,
proyecte, gestione y ejecute exitosamente, acompañado de un resto de junta que
se comprometa con sus objetivos y
adquiera conocimientos sobre lo
esencial. Y un ciudadano proactivo y
emprendedor que así como exige,
acompañe, y que así como señala se comprometa a participar.
Mientras no ocurra esto, mientras la política sea
el pretexto de ganar poder y favores exclusivos, y usted, residente del barrio, no se capacite para ejercer como ciudadano
competente, tendrá que continuar caminando sobre vías polvorientas, percibiendo
olores ofensivos de las basuras que no se recogen por ineficiencia, prestándole
al gota-gota porque no hay proyectos productivos dentro de su barrio, acudiendo
a la Casa de Justicia a dirimir los conflictos con sus vecinos, en fin…a
continuar viviendo como hasta ahora lo ha hecho.
¡Cada habitante
del barrio debería pensar como presidente, exigir como presidente y trabajar
como presidente de la Junta de Acción Comunal, para construir con sus manos lo
que nunca hará el papel!
Publicado marzo 2016
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