viernes, 1 de julio de 2016






¡USTED!


"Nadie puede saber por ti. Nadie puede crecer por ti. Nadie puede buscar por ti. Nadie puede hacer por ti lo que tú mismo debes hacer. La existencia no admite representantes."   Jorge Bucay.


Los Estados como el nuestro han fabricado innumerables figuras para fortalecer su imagen democrática.  Pero a la larga, la mayoría de las veces, incluso antes de nacer, terminan siendo un manojo inescrutable de figuras decorativas.

Las Juntas de Acción Comunal, al menos en nuestra casi ciudad, la mayoría de ellas son un franco ejemplo de lo anterior.

El próximo 29 de abril se elegirán las nuevas Juntas de Acción Comunal en sus  barrios y veredas.  ¿Qué tanto han  hecho los dignatarios actuales y qué  pensarán hacer los que aspiran ser?

Los alcaldes y concejales siempre se llevan las peores calificaciones cuando se analiza el municipio. Y de eso hay mucho de cierto.  Pero creo que la responsabilidad, desde otro nivel y en diferente escaparate, también recae sobre la JAC de cada barrio,  cuando éstas no tienen la fuerza de gestión necesaria para lograr  que cada ciudadano reciba  bienestar junto con  su familia.

No es ningún descubrimiento decir que, como en todos los organismos públicos y muchos privados, la politización ha carcomido sus bases morales, dejando en el aire y en un simple romanticismo la palabra “democracia”,  además de acabar miserablemente con las aspiraciones de superación de los ciudadanos desprotegidos, que son más de la mitad de nuestra población.

Los presidentes de muchas de las JAC se han atrincherado detrás de esta figura para ofrecer servilmente sus oficios a los candidatos a la alcaldía o en su defecto al mismo alcalde.  No llegan con la firme intención de mejorar, junto con sus habitantes, la calidad de vida de estos, sino que  se “infiltran” para  acompañar campañas políticas clientelistas y  manipular a los residentes del sector para  beneficio propio. 

El “infiltrarse” conlleva necesariamente ausencia de interés por la comunidad. Por eso las vías perduran eternamente en  lamentables condiciones; los expendios de droga siguen intocables y a la vista; la recolección de basuras supera la deficiencia que tiene en el resto del municipio; la seguridad es una palabra abstracta que no se puede graficar; las condiciones económicas de la comunidad si no están mal, empeoran; la convivencia entre los habitantes se deteriora por sectores.

Aunque están facultados para celebrar contratos con empresas públicas o privadas para impulsar programas, planes y proyectos, no lo hacen.  Aunque deberían adelantar procesos que recuperen y fomenten las diversas manifestaciones culturales y deportivo-recreativas que fortalezcan la identidad comunal, no lo hacen.  Aunque deben promover y velar por el sano ejercicio del respeto a los derechos humanos y la conservación del medio ambiente, no lo hacen.   En síntesis, aunque deben “(…) generar una mejor calidad de vida en su jurisdicción”. ¡No lo hacen!

No son multiplicadores con  sus vecinos  de las políticas que se adelantan desde los diferentes frentes (salud, seguridad, recreación, deporte, cultura) en pro del bienestar de la comunidad. Llegan como invitados especiales a las reuniones y salen como convidados de piedra para sus barrios.

Pero al otro lado también está el  otro responsable de esta situación comunal que afea físicamente algunos barrios del municipio (la mayoría), y vuelve trizas los conceptos democráticos, cívicos, solidarios, por los que se pretende su constitución.  ¡Usted!

Usted posiblemente no ha entendido la importancia de la JAC de su sector  y por lo mismo le ha restado relevancia eligiendo a su mejor amigo o amiga o a quien el gobernante de turno insinúe y pueda titiritear a su antojo;  pero no al mejor ejecutivo que le convenga a la comunidad. O usted pretende, seguramente, que eligiendo un presidente para la JAC del barrio en donde vive, sus responsabilidades se endosen a él, quien tiene que rendir cuentas, gestionar, hacer lobby, elaborar informes, capacitarse, ganar enemigos, extender sus horarios de trabajo, mientras usted ve novelas todo el día  o el señor juega tejo o sigue al Real Madrid desde su tableta.

La Junta de Acción Comunal bien enfocada, debe gozar de un  presidente que proponga, proyecte, gestione y ejecute exitosamente, acompañado de un resto de junta que se comprometa con sus objetivos  y adquiera  conocimientos sobre lo esencial.  Y un ciudadano proactivo y emprendedor que así como exige,  acompañe, y que así como señala se comprometa a participar.

Mientras no ocurra esto, mientras la política sea el pretexto de ganar poder y favores exclusivos, y  usted, residente del barrio,  no se capacite para ejercer como ciudadano competente, tendrá que continuar caminando sobre vías polvorientas, percibiendo olores ofensivos de las basuras que no se recogen por ineficiencia, prestándole al gota-gota porque no hay proyectos productivos dentro de su barrio, acudiendo a la Casa de Justicia a dirimir los conflictos con sus vecinos, en fin…a continuar viviendo como hasta ahora lo ha hecho.

 ¡Cada habitante del barrio debería pensar como presidente, exigir como presidente y trabajar como presidente de la Junta de Acción Comunal, para construir con sus manos lo que nunca hará  el papel!

Publicado marzo 2016



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