viernes, 1 de julio de 2016






LEJOS DE  LA CIVILIZACIÓN


Mujer con Espejo 1987 (Bronce)

Llegando por la autopista Bogotá-Medellín, alcancé a percibir a lo lejos un vehículo con una calcomanía en sombras de Pablo Escobar; alcancé a sobresaltarme imaginando que todo Antioquia estaría impregnado de manifestaciones de afecto como estas.

¡Pero no, qué va!  Me encontré con una cultura que siempre quise constatar que existía, en medio de historias callejeras y reportajes fantasiosos, de comunicadores sobreactuados, que buscaban vender más espacios de sus noticieros y ganarse de pronto un premio nacional de periodismo exhibiendo sangre a borbotones.

Acostumbrado a vivir en una casi ciudad en donde todo es imposible, en donde la socialización es anarquía, en donde las leyes son inaplicables, en donde la ciudadanía es la que ordena en su conveniencia, en donde la única empresa de aseo que tenemos trabaja como bien le place,  en donde la “vocación turística” es de papel, sin verdaderos sitios turísticos, para mi Medellín y sus alrededores son un descubrimiento asombroso.


Después de escuchar tantas discusiones sobre el metro de Bogotá desde años prehistóricos, me alucinaba la idea de conocer el de Medellín. El que tienen como transporte masivo atravesando toda  el Área Metropolitana,  fuera del metro cable, el metro plus, el tranvía y los alimentadores.  (Omití adrede buses y taxis).

Imaginaba una mole de metal oxidada, sostenida de milagro en medio de garabatos, groserías y suciedad luego de veinte largos años en servicio.  ¡Parecen recién inaugurados!  La pulcritud es símbolo de su esencia.  Y transporta diariamente alrededor de 820.000 personas.
Los pasillos en donde los pasajeros esperan la llegada de los vagones,  totalmente brillantes, casi obsesivamente; y de las veces  que frecuenté las estaciones debo decir, con algo de resentimiento, que nunca observé un papel tirado sobre el piso.

La Cultura METRO se impregna por los poros, se atomiza desde los parlantes, se lee en cada esquina, se escucha rutinariamente, se huele en cada espacio.

Estación del Metro en Medellín (Colombia).

Esta Cultura METRO maneja acertadamente el concepto de las campañas para crear y fortalecer la cultura ciudadana.  Veinte años, sin descanso,  repitiéndole a los antioqueños valores, principios y hábitos sanos de comportamiento en comunidad, han logrado crear una sociedad más considerada, más respetuosa y más civilizada en el uso de medios de transporte masivo.

El aseo es una constante en todo el departamento; lo único que usted ve sobre la vía son las hojas secas que han caído de los árboles y algún papel después de muchas cuadras caminadas. 

La basura de la noche no la ve el ciudadano de la mañana.  Al amanecer las calles se encuentran completamente limpias,  (igual que en San Andrés).  Jamás percibí montones de basura posando en  los semáforos o tirada sobre los andenes. 

Todos los semáforos funcionan  y las vías se encuentran ordenadamente señalizadas evitando que usted se extravíe.  Igual en todas las vías intermunicipales de Antioquia.
¿Publicidad política pegada?  Ninguna.  Ni al borde de  la carretera intermunicipal ni dentro de los municipios (Bello, Guatapé, Itagüi, Medellín…) existe el rescoldo de la publicidad de la última jornada electorera. 

Me sucedió algo sorprendente: caminando cerca a la Plaza Mayor un señor se encontraba lavando con estopa y agua los postes metálicos allí ubicados. Sorprendido por un acto que jamás había visto,  me acerqué a indagar para entender.  El empleado público me informa que está “quitándole las manchas” y que se hace regularmente.  Otro empleado, con una espátula y un balde con agua iba retirando el poco papel que se encontraba pegado en otros  postes,  diez cuadras adelante. Cuál sentimiento,  ¿sorpresa o admiración?

Existen pasos peatonales  que carecen de semáforo (recuerde en Girardot los de la calle 18 con carrera 12 esquina, o el de la carrera 11 con calle 16 esquina)   en donde el conductor sabe lo que debe hacer… un alto para dar paso al  peatón.

Asalta entonces un sentimiento indescriptible, una rabia no agresiva, que busca muy adentro una explicación razonable, convincente y creíble.

Porque en la casi ciudad todo es imposible y allá, 470 kilómetros lejos del sol, todo se ve  tan fácil que parece mentira o una alucinación  producto del cansancio de 7 horas de viaje.

Ninguna de las anteriores.  Lo que ha encontrado Antioquia  son unos gobernantes que  han dado una lectura acertada a sus  problemas y  trabajan de manera consuetudinaria  para alcanzar sus objetivos. Ha encontrado unos organismos, públicos y privados,  eficientes y eficaces que cumplen su Misión y Visión con claridad meridiana.  Un gobierno que ha entendido que la educación es el pilar fundamental de  progreso y equidad, y una ciudadanía que a fuerza de escuchar,  o por convicción,  han emprendido el camino del respeto y la armonía en convivencia.

No me vale lo que digan de las comunas, de los narcos, de las “prepagos”,  todo lo que tejen los que solamente garlan porque sí;  esas sandeces no me importan.  Medellín y todo Antioquía son ejemplo incuestionable para Colombia.


Visto de cerca comprendo que en mi casi ciudad estamos a años luz de la civilización.

Publicado marzo 2016

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