jueves, 25 de junio de 2015




LOS NUEVOS PATRIOTAS


“Aléjate presuroso de los que emplean el tiempo en repetir que son patriotas y viven del patriotismo de los demás”.   Constancio C. Vigil.






De niño me hablaron mucho sobre los patriotas. Fue tanta la idolatría exigida en el colegio que era menester dibujarlos en papel mantequilla y colorearlos para luego  pegarlos sobre las hojas del cuaderno de Historia.

Bolívar, Sucre, Santander, Nariño, desfilaron año tras año dentro de nuestros cuadernos como símbolos mudos de sus hazañas, pensamientos  y gestas libertarias.  Sin excepción recibían el honorífico calificativo de patriotas por parte de los profesores que repetían anualmente el mismo discurso en los mismos grados hasta su jubilación o muerte.

Después de mi adolescencia eran los soldados del ejército los patriotas.  Los  que exponían y sacrificaban sus vidas por defendernos con país, miseria y todo.


Mutilados, asesinados, emboscados, señalados o sentenciados, ellos, los militares y policías eran los ejemplos a seguir como patriotas irrestrictos.  Y aunque hoy esa admiración no es menor que la de hace treinta años, por el contrario ha venido en aumento con el tan desgastado Proceso de Paz, les ha salido una competencia impensada.

Hay una nueva generación, engendrada y parida a través de la gloria que alcanzan algunos futbolistas en el exterior. 

El caso de James Rodríguez hoy, ayer de Falcao, ha provocado ínfulas tan altas en“auto- patriotas” que no permiten por ninguna circunstancia que se contraríe  lo que ellos opinan y piensan.  No adorar hoy  a James (léase el nombre tal cual) es suficiente  motivo para ser señalado inquisitoriamente como un  “apátrida”.

Claro que la alegría normal se siente  cuando se conocen sus éxitos, como la que se puede sentir  al saber que nuestro vecino o amigo ha conseguido empleo digno  o se ha salvado de una grave enfermedad.  Sentimientos naturales de simpatía con nuestros semejantes.

No hay nada contra los que se tatúan su nombre, su rostro, su número 10; los que abandonan su trabajo por verlo jugar o las que adoran sus abdominales divididos en “chocolatinas”y sueñan con mucho más.  Es su derecho. 

El mismo derecho que  les  debe quedar a los que a diferencia de los nuevos patriotas,  ni se enloquecen peligrosamente por ganar un partido ni exhiben orgullo ajeno por no embolsillarse al año cerca de 21 mil millones de pesos.

Como el derecho de los que le  reconocen igual importancia a Jackson “cha-cha-cha” Martínez, goleador por tercer año consecutivo en Portugal; Teófilo Gutiérrez, elegido “Rey de América” por una gran mayoría entre 414 periodistas del orbe mundial; Carlitos Bacca, dos veces sucesivas  campeón de la Liga de Europa; incluido en el equipo ideal de 18 jugadores en la Liga de Europa (2014-2015); David Ospina, arquero del Arsenal, ubicado entre los mejores de la Premier League de este temporada.  Todos también de nuestra selección.

Amar o no amar a James no hace patriotas o apátridas.Menos si se tiene en cuenta que la verdad de los futbolistas que “nos representan” en el exterior no es para hacer patria sino para ganar dinero para ellos y sus familias.  Absolutamente lógico y plausible.

Cómo es de  fácil ser patriota cada ocho días al frente de un televisor, mientras se mastica maíz pira  en remojo con licor y se dibuja la angustia con humo de cigarro; y que un grito de gol o un murmullo de frustración porque el balón se estrelló contra el horizontal sean la mejor analogía de eludir una mina antipersona o la pérdida de un hijo en el campo de batalla.

Se hace patria a través de los principios y no cada vez que se viste una camiseta porque juega la Selección. Fenómeno que puede estar cercano al sentimiento nacionalista con tendencia chauvinista.

Patriota es el que ama a su patria por encima de todo, así como ama y respeta  sus instituciones, sus tradiciones y su cultura.  El que se compromete con su entorno y compromete sus acciones con el  mejoramiento y mantenimiento del mismo.  Es el que respeta y ama a su compatriota desde sus limitaciones hasta sus virtudes y privilegios ganados en franca lid. Aquel que da su vida sin pensarlo por su territorio.  El que lo defiende ante cualquier amenaza interna o externa.

El patriota lo es todos los días de su vida.  En cada espacio, en cada  momento; él no  se vanagloria ni se ensalza con los méritos ajenos;paga sus impuestos; no se roba el dinero de la salud, de la educación, de la cultura, de las vías que le pertenecen al pueblo; no se resguarda en una curul para encaramarse socialmente; trabaja  sin enfermizo ánimo de lucro por su país y su pueblo; pinta, cose, ama, respeta, embola, pesca, enseña, da.

Y cabe una corrección necesaria: los que no idolatran a sus futbolistas no son “apátridas”.  Este término solo se utiliza para la persona que no es reconocida por ningún país como ciudadano.  Lo correcto para adjetivar es traidor o desleal.

¡Tamaño calificativo para tan racional comportamiento!


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