LOS NUEVOS PATRIOTAS
“Aléjate presuroso de los que emplean el tiempo en
repetir que son patriotas y viven del patriotismo de los demás”. Constancio C. Vigil.
De niño me hablaron
mucho sobre los patriotas. Fue tanta la idolatría exigida en el colegio que era
menester dibujarlos en papel mantequilla y colorearlos para luego
pegarlos sobre las hojas del cuaderno de Historia.
Bolívar, Sucre,
Santander, Nariño, desfilaron año tras año dentro de nuestros cuadernos como símbolos mudos de sus hazañas, pensamientos y gestas
libertarias. Sin excepción recibían el honorífico calificativo de
patriotas por parte de los profesores que repetían anualmente el mismo discurso
en los mismos grados hasta su jubilación o muerte.
Después de mi adolescencia eran los soldados del
ejército los patriotas. Los que exponían y sacrificaban sus vidas
por defendernos con país, miseria y todo.
Mutilados, asesinados, emboscados, señalados o
sentenciados, ellos, los militares y policías eran los ejemplos a seguir como
patriotas irrestrictos. Y aunque hoy esa admiración no es menor que la de
hace treinta años, por el contrario ha venido en aumento con el tan desgastado
Proceso de Paz, les ha salido una competencia impensada.
Hay una nueva generación, engendrada y parida a
través de la gloria que alcanzan algunos futbolistas en el exterior.
El caso de James Rodríguez hoy, ayer de Falcao,
ha provocado ínfulas tan altas en“auto- patriotas” que no permiten
por ninguna circunstancia que se contraríe lo que ellos opinan y piensan. No adorar
hoy a James (léase el nombre tal cual) es suficiente motivo para
ser señalado inquisitoriamente como un “apátrida”.
Claro que la alegría normal se siente
cuando se conocen sus éxitos, como la que se puede sentir al saber que
nuestro vecino o amigo ha conseguido empleo digno o se ha salvado de una
grave enfermedad. Sentimientos naturales de simpatía con nuestros
semejantes.
No hay nada contra los que se tatúan su nombre,
su rostro, su número 10; los que abandonan su trabajo por verlo jugar o las que
adoran sus abdominales divididos en “chocolatinas”y sueñan con
mucho más. Es su derecho.
El mismo derecho que les debe quedar
a los que a diferencia de los nuevos patriotas, ni se enloquecen
peligrosamente por ganar un partido ni exhiben orgullo ajeno por no
embolsillarse al año cerca de 21 mil millones de pesos.
Como el derecho de los que le reconocen
igual importancia a Jackson “cha-cha-cha” Martínez, goleador
por tercer año consecutivo en Portugal; Teófilo Gutiérrez, elegido “Rey de
América” por una gran mayoría entre 414 periodistas del orbe mundial; Carlitos
Bacca, dos veces sucesivas campeón de la Liga de Europa; incluido en el
equipo ideal de 18 jugadores en la Liga de Europa (2014-2015); David Ospina,
arquero del Arsenal, ubicado entre los mejores de la Premier League de este
temporada. Todos también de nuestra selección.
Amar o no amar a James no hace patriotas o
apátridas.Menos si se tiene en cuenta que la verdad de los futbolistas
que “nos representan” en el exterior no es para hacer patria
sino para ganar dinero para ellos y sus familias. Absolutamente lógico y
plausible.
Cómo es de fácil ser patriota cada ocho
días al frente de un televisor, mientras se mastica maíz pira en remojo
con licor y se dibuja la angustia con humo de cigarro; y que un grito de gol o
un murmullo de frustración porque el balón se estrelló contra el horizontal
sean la mejor analogía de eludir una mina antipersona o la pérdida de un hijo
en el campo de batalla.
Se
hace patria a través de los principios y no cada vez que se viste una camiseta
porque juega la Selección. Fenómeno que puede estar cercano al sentimiento
nacionalista con tendencia chauvinista.
Patriota es el que ama a su patria por encima de
todo, así como ama y respeta sus instituciones, sus tradiciones y su
cultura. El que se compromete con su entorno y compromete sus acciones
con el mejoramiento y mantenimiento del mismo. Es el que respeta y
ama a su compatriota desde sus limitaciones hasta sus virtudes y privilegios
ganados en franca lid. Aquel que da su vida sin pensarlo por su
territorio. El que lo defiende ante cualquier amenaza interna o externa.
El
patriota lo es todos los días de su vida. En cada espacio, en cada
momento; él no se vanagloria ni se ensalza con los méritos ajenos;paga
sus impuestos; no se roba el dinero de la salud, de la educación, de la
cultura, de las vías que le pertenecen al pueblo; no se resguarda en una curul
para encaramarse socialmente; trabaja sin enfermizo ánimo de lucro por su
país y su pueblo; pinta, cose, ama, respeta, embola, pesca, enseña, da.
Y
cabe una corrección necesaria: los que no idolatran a sus futbolistas no
son “apátridas”. Este término solo se utiliza para la persona
que no es reconocida por ningún país como ciudadano. Lo correcto para
adjetivar es traidor o desleal.
¡Tamaño calificativo para tan racional
comportamiento!
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