PEOR
QUE AVESTRUCES Y CANGREJOS
“6. La prensa,
y en particular la prensa especializada en turismo, y los demás medios de
comunicación, incluidos los modernos medios de comunicación electrónica,
difundirán una información veraz y equilibrada sobre los acontecimientos y las
situaciones que puedan influir en la frecuentación turística.” Código Ético Mundial Para el Turismo.
EMBARCADERO TURÍSTICO DE GIRARDOT |
Nunca ha existido
una oportunidad tan clara y una necesidad tan apremiante para que los
girardoteños analicen su presente y futuro económico como la presentada en los primeros
cuatro meses de este año.
La Fiebre Chikungunya afectó a la población de Girardot dejando como resultado, dos
días antes de Semana Santa, 8.447 infectados reportados.
Junto a esta situación nueva para nosotros, la
disminución evidente de visitantes en los primeros tres puentes festivos de
este año, señala un estado particular de
situaciones, que observadas con ligereza y pereza mental, concluyen que la baja
afluencia de visitantes es responsabilidad de los medios de comunicación que
informaron sobre la situación que vivíamos al igual que otros municipios del
país.(No hubo campaña de la alcaldía ni de los “prestadores de servicios
turísticos” contrarrestando la “mala publicidad”).
Explicación simplista y recurrente en busca de chivos
expiatorios que esconde la realidad. Lo
que veo es una casi ciudad abocada a restringir sus oportunidades de ingreso exclusivamente
a un renglón económico impuesto por pésimos gobernantes y mal administrado
desde sus inicios: el turístico.
Después de haber contado con industrias que
aportaban progreso como Postobón o Bavaria, chapaleamos basando nuestra economía
local en unos cuantos días que, por su cantidad, no ofrecen un poder adquisitivo
decente ni oportunidades laborales que dignifiquen la vida de cientos de
familias.
Un ejemplo cierto.
El calendario registra para este año 17 fechas festivas, que a lo sumo,
representan 50 días de “movimiento turístico”; que sean 70 días. ¿Puede y merece una familia vivir con lo que
recaude 70 de 365 días que representa un año?
¿Con eso mismo viven nuestros alcaldes, concejales, secretarios de
despacho? ¿Son esos los ingresos que
han devengado y el dinero que se han
llevado los alcaldes que han desvalijado nuestro municipio por turnos? ¿Acaso es esto a lo que aspiran nuestros candidatos después
de “invertir” mil o dos mil millones de pesos para hacerse elegir?
La oportunidad es para actuar. Entender que no debemos
continuar depositando esperanzas en una
falacia como lo es nuestra vocación turística.
Tenemos potencial turístico pero no la vocación que nos ubique aún como
un referente próspero del sector turístico, ni siquiera del centro del país.
Es imperativo atraer inversión industrial y
comercial. Propuestas que ofrezcan
beneficios tributarios, diversidad de mercado, mano de obra calificada,
profesionales que garanticen permanencia y progreso a las empresas que apuesten
invertir en nuestra tierra.
No somos boyantes como lo han querido mostrar los
que nos han robado presente y futuro, y todavía hoy continúan con el saqueo. No somos altamente productivos ni progresamos
como ciudadanos porque llegue Unicentro o Éxito. Es el pueblo el que tiene que ver reflejado un
cambio positivo en su condición económica y sentir que vive una época de equidad y
progreso. Hay empleo para cajera,
celador, porteros, bodegueros, la mayoría con salarios mínimos. ¿Qué hacer
entonces con nuestros profesionales que se gradúan en nuestras precarias
universidades? ¿Obligarlos a emigrar en
busca de oportunidades laborales y enfrentarse
con egresados de universidades más competitivas y fuertes académicamente?
No es boyante económicamente una ciudad infestada
de casinos matutinos, “taiwanes”, casas
de empeño y comidas esquineras “a mil”.
No somos boyantes cuando por cada negocio unipersonal que se abre se
cierran tres, o cuando familias sacrifican su intimidad por tener que arrendar
el cuarto de “San Alejo”, o vender sus inmuebles, como está ocurriendo, para intentar nivelar los gastos del
hogar.
¿Acaso son boyantes nuestras veredas?
Cómo hace de daño creernos exageradamente
turísticos, despreciando la oportunidad de hacer reingeniería, de proyectarnos,
de crecer, de no continuar siendo el patio trasero de Bogotá sin depender
de ellos y del sol como único argumento de
supervivencia. Es la innovación, la que aquí no se propicia, y la diversificación,
las que robustecerían nuestra economía y
aportarían para convertirnos en una ciudad rentable. No solo para los clanes de
siempre, ya fosilizados.
En lugar de innovar, el comerciante malgasta su tiempo culpando y
amenazando con demandar a los medios de comunicación por ejercer su función de
informar. De ser así, entonces deberán
demandar también al diario londinense "The Telegraph" , que en su página web del 9 de marzo del 2015 advierte
al final del artículo sobre lo bello de Colombia que “La
vacunación contra la fiebre amarilla se recomienda para las zonas costeras, donde
la fiebre del dengue y la chikungunya
también están presentes”.
Igual tendrá que hacer Brasil, ya que el mismo
diario el 6 de abril tituló: “Río se prepara para posible epidemia de chikungunya”, con este subtítulo: “Chikungunya, un virus incurable que ha
golpeado a Perú y Colombia(…)” (Subrayados
del autor).
Como van las cosas el municipio de Ricaurte, ese
que conocí en mi infancia enmontado y baldío con olor despectivo a vereda, en
menos de veinte años pasará por encima de Girardot hospedando a un turista con alto
poder adquisitivo y clase.
Peores que los avestruces, muchos girardoteños
esconden la cabeza ignorando nuestro retroceso; retroceso peor que el de los
cangrejos. Corremos hacia atrás atribuyendo que el progreso de algunos
constructores y un bulto de politiqueros depredadores representa el florecimiento de
Girardot.
Ni el verdadero avestruz esconde su cabeza en la
tierra ni el cangrejo camina hacia atrás; lo hace de lado. Deberían aprender a observar como los suricatos.
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