TODOS TENEMOS LA VÍA
“Si los peatones no logran reconocer las
condiciones inseguras del tránsito, adoptan comportamientos peligrosos que
aumentan los riesgos de traumatismos.”
Organización Panamericana de la Salud.”
Por vez primera
una campaña de cultura ciudadana ha sido tan persistente y permanente como la
que ha adelantado la Secretaría de Tránsito y Transporte de Girardot desde
finales del 2014.
Una buena señal
que invita a reflexionar sobre la importancia
de la consistencia pedagógica y la permanencia a través del tiempo que debe
tener una campaña, más si es de cultura ciudadana, para que logre permear a
toda la sociedad.
Y por supuesto,
ni qué decir lo relevante que implica un análisis estadístico basado en
comparendos pedagógicos, pecuniarios,
encuestas personales, videos, que demuestren
la efectividad o no de la campaña y cuánto
el cambio en el comportamiento colectivo de la población. Solo así puede medirse el éxito de la tarea
emprendida y sus ajustes, si hay que hacerlos, para lograr el objetivo final:
educar a la ciudadanía sobre la responsabilidad de transitar por las vías.
Alrededor de
todos los mensajes utilizados para
concienciar a la ciudadanía, el último
me llamó sobre manera la atención. “El
peatón lleva la vía” rezan unos pasacalles colocados principalmente en los pasos de cebra ubicados
en los semáforos del centro de la casi ciudad.
Con una “d” coqueta sobre la palabra “vía” que también significa
“El
peatón lleva la vida”
Y aquí, una casi
ciudad en la que todo el mundo se ha acostumbrado a hacer lo que le viene en
gana, unos más que otros, hay que hacer una salvedad impostergable. No solamente el peatón lleva la vía. Todos los que ocupamos andenes y calles
llevamos la vía. Cada uno en su debido
tiempo y espacio.
Excluyendo a la
mayoría de los conductores de automóvil
y en menor proporción a los motociclistas, aquí los peatones y los
ciclistas creen tener “libre tránsito” para movilizarse por
donde les parezca, irónicamente incluso
en detrimento y afectación de su propia integridad física.
Los pasacalles a
los que hago alusión van destinados exclusivamente
a aquellos peatones que transitan por los pasos de cebra oportunamente. No quiere esto decir que todos los caminos les
estén permitidos y que las señales de
tránsito no apliquen para ellos como si todo les perteneciera sin límites ni
momentos.
El peatón no ha
aprendido a cruzar las calles. Las
cruzan fuera de las cebras de paso, incluso a destiempo, es decir con el
semáforo en verde. No utiliza los
puentes peatonales. Habla por celular
mientras cruza una vía con automóviles en movimiento. Camina sobre la carretera al borde del andén
como si ella fuera una prolongación del
mismo; (aquí el atenuante puede ser la
escandalosa invasión del espacio público
que no permite transitar por los andenes de manera segura).
El peatón avanza
en contra vía sobre la carretera mientras el semáforo se encuentra en verde o
cruza intempestivamente cuando ve que el mismo va a cambiar.
Lo que más
desconcierto me causa, y lo que más demuestra su ignorancia en el tema, es la
actitud retadora que adopta la mayoría cuando va de un andén a otro y al encontrarse
ante un vehículo en marcha, cambia su velocidad, a “modo tortuga”, volteando a
mirar al conductor de manera soslayada
como invitándolo a atropellarlo.
Parece estúpido
tener que decirlo pero debe hacerse para que el peatón entienda que no siempre lleva la vía. Él no lleva la vía cuando el semáforo se
encuentra en verde; ni cuando se encuentra en amarillo; ni sobre la carretera
ignorando el andén; ni sobre los pasos de cebra cuando ya la luz está en verde
para dar paso a los vehículos; ni cuando corre entre los autos intentando alcanzar
el otro andén. Los pasos de cebra debe
ocuparlos oportunamente y no como si se encontrara en medio de una maratón.
En nada de lo
anterior la mayoría de nuestros peatones están educados. En el Artículo 58 del Código Nacional de Tránsito se relacionan once (11) prohibiciones a los peatones que de infringirlas “(…) se harán acreedores a una multa de un salario mínimo legal diario
vigente, sin perjuicio de las demás acciones de carácter civil, penal y de
policía que se deriven de su responsabilidad y conducta. Dentro del perímetro
urbano, el cruce debe hacerse sólo por las zonas autorizadas, como los
puentes peatonales, los pasos peatonales y las bocacalles.” (El
subrayado es mío).
Lo anterior les
demuestra a los peatones que no todo les está permitido y que no siempre llevan
la vía.
Y para no ser
injustos con los ciclistas también a ellos hay que decirles que existen once (11)
normas generales para su tránsito y dos (02) específicas que violan
frecuentemente. (Cap. V. Arts. 94 y 95 del Código Nacional de Tránsito).
Bien por la
intención de la Secretaría de Tránsito y Transporte de Girardot en capacitar y
hacer algunas modificaciones en aras de ayudar a la tan lenta movilidad en el
municipio. Hay que hacer los análisis necesarios para saber a ciencia cierta qué de
tanto ha quedado en la consciencia de los girardoteños. ¡…todavía falta mucho por hacer!
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