miércoles, 11 de marzo de 2015






TODOS TENEMOS LA VÍA


“Si los peatones no logran reconocer las condiciones inseguras del tránsito, adoptan comportamientos peligrosos que aumentan los riesgos de traumatismos.”  Organización Panamericana de la Salud.”

Por vez primera una campaña de cultura ciudadana ha sido tan persistente y permanente como la que ha adelantado la Secretaría de Tránsito y Transporte de Girardot desde finales del 2014.

Una buena señal que invita a reflexionar sobre la  importancia de la consistencia pedagógica y la permanencia a través del tiempo que debe tener una campaña, más si es de cultura ciudadana, para que logre permear a toda la sociedad. 

Y por supuesto, ni qué decir lo relevante que implica un análisis estadístico basado en comparendos pedagógicos,  pecuniarios, encuestas personales, videos,  que demuestren  la efectividad o no de la campaña y cuánto el cambio en el comportamiento colectivo de la población.  Solo así puede medirse el éxito de la tarea emprendida y sus ajustes, si hay que hacerlos, para lograr el objetivo final: educar a la ciudadanía sobre la responsabilidad de transitar por las vías.


Alrededor de todos los mensajes utilizados  para concienciar a la ciudadanía,  el último me llamó sobre manera la atención“El peatón lleva la vía” rezan unos pasacalles colocados  principalmente en los pasos de cebra ubicados en los semáforos del centro de la casi ciudad.  Con una “d” coqueta sobre la palabra “vía” que también significa “El peatón lleva la vida” 

Y aquí, una casi ciudad en la que todo el mundo se ha acostumbrado a hacer lo que le viene en gana, unos más que otros, hay que hacer una salvedad impostergable.  No solamente el peatón lleva la vía.  Todos los que ocupamos andenes y calles llevamos la vía.  Cada uno en su debido tiempo y espacio.
Excluyendo a la mayoría de los conductores de automóvil  y en menor proporción a los motociclistas, aquí los peatones y los ciclistas creen tener  “libre tránsito” para movilizarse por donde les  parezca, irónicamente incluso en detrimento y afectación de su propia integridad física.

Los pasacalles a los que hago alusión van destinados exclusivamente a aquellos peatones que transitan por los pasos de cebra oportunamente.  No quiere esto decir que todos los caminos les  estén permitidos y que las señales de tránsito no apliquen para ellos como si todo les perteneciera sin límites ni momentos.

El peatón no ha aprendido a cruzar las calles.  Las cruzan fuera de las cebras de paso, incluso a destiempo, es decir con el semáforo en verde.  No utiliza los puentes peatonales.  Habla por celular mientras cruza una vía con automóviles en movimiento.   Camina sobre la carretera al borde del andén como si ella fuera  una prolongación del mismo;  (aquí el atenuante puede ser la escandalosa invasión del  espacio público que no permite transitar por los andenes de manera segura).

El peatón avanza en contra vía sobre la carretera mientras el semáforo se encuentra en verde o cruza intempestivamente cuando ve que el mismo va a cambiar.

Lo que más desconcierto me causa, y lo que más demuestra su ignorancia en el tema, es la actitud retadora que adopta la mayoría  cuando va de un andén a otro y al encontrarse ante un vehículo en marcha, cambia su velocidad, a “modo tortuga”,  volteando a mirar al conductor de manera  soslayada como invitándolo a atropellarlo. 

Parece estúpido tener que decirlo pero debe hacerse para que el peatón entienda  que no siempre lleva la vía.  Él no lleva la vía cuando el semáforo se encuentra en verde; ni cuando se encuentra en amarillo; ni sobre la carretera ignorando el andén; ni sobre los pasos de cebra cuando ya la luz está en verde para dar paso a los vehículos; ni cuando corre entre los autos intentando alcanzar el otro andén.  Los pasos de cebra debe ocuparlos oportunamente y no como si se encontrara en medio de una maratón.

En nada de lo anterior la mayoría de nuestros peatones están educados.  En el Artículo 58 del Código Nacional de Tránsito se relacionan once (11) prohibiciones a los peatones que de infringirlas  “(…) se harán acreedores a una multa de un salario mínimo legal diario vigente, sin perjuicio de las demás acciones de carácter civil, penal y de policía que se deriven de su responsabilidad y conducta. Dentro del perímetro urbano, el cruce debe hacerse sólo por las zonas autorizadas, como los puentes peatonales, los pasos peatonales y las bocacalles.”    (El subrayado es mío).

Lo anterior les demuestra a los peatones que no todo les está permitido y que no siempre llevan la vía.

Y para no ser injustos con los ciclistas también a ellos hay que decirles que existen once (11) normas generales para su tránsito y dos (02) específicas que violan frecuentemente.  (Cap. V. Arts. 94 y 95 del Código Nacional de Tránsito).

Bien por la intención de la Secretaría de Tránsito y Transporte de Girardot en capacitar y hacer algunas modificaciones en aras de ayudar a la tan lenta movilidad en el municipio.  Hay que  hacer los análisis  necesarios para saber a ciencia cierta qué de tanto ha quedado en la consciencia de los girardoteños.  ¡…todavía falta mucho por hacer!





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