jueves, 29 de septiembre de 2016




EL PEOR PRETEXTO



“Premeditadamente a esos sicarios los enviaban a las veredas y municipios liberales y, al grito de “Viva el Partido Conservador”, sacrificaban liberales indefensos. Luego, los mismos sujetos, viajaban a las veredas y municipios conservadores para, al grito de “Viva el Partido Liberal”, arremeter contra la vida y los bienes de inocentes ciudadanos conservadores”.   Gloria Gaitán.


Uno de los mejores pretextos que han encontrado los promotores  del  NO al plebiscito del próximo 2 de octubre en el cual la sociedad  refrendará o no el Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera con las FARC-EP, es la impunidad.

Pero es el peor pretexto.  Colombia vivió uno de los periodos más violentos y sangrientos de  su historia gracias a sus dos únicos partidos tradicionales: Conservador y Liberal.

Dos o tres años antes del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, caudillo indiscutible del partido Liberal, ya empezaban a vislumbrarse provocaciones violentas en zonas de varios departamentos del país; Cundinamarca, Tolima, Valle del Cauca y Boyacá, ya contaban entre sus estadísticas con un número preocupante  de asesinatos que empezaban a teñir con sangre los caminos y ríos de la patria.

Pero una vez asesinado Jorge Eliécer, el 9 de abril de 1948, los muertos provocados antes de su muerte solo serían la cuota inicial que encabezaría el listado de cientos de miles de víctimas exterminadas,  mutiladas, desplazadas, que dejaría la insurrección del pueblo aterrado y confundido por el homicidio del líder popular.

Liberales y conservadores quedaron enfrentados como protagonistas principales  de otra escena  “político-violenta” del momento.  Autores de uno de los capítulos  más tristes y terroríficos que haya vivido Colombia.

jueves, 15 de septiembre de 2016




NI SANTOS, NI URIBE,  SON COLOMBIA



“Los políticos deberían desterrar la palabra nunca porque las cosas cambian y la paz se hace con los enemigos y no con los amigos”.  Desmond Mpilo Tutu. (Premio Nobel de la Paz-1984).

Cuando la discusión sobre el Acuerdo Definitivo con las FARC-EP debería estar avanzando sobre las propuestas  reales del mismo, la distracción, la mala fe  y la confusión llegan de dos vertientes: los mal intencionados  y los desinformados.

Para hablar sobre este proceso madurado durante más de cuatro años,  se debe tener mucho respeto por los interlocutores, provengan de donde provengan.  Es una condición sin la cual no se puede argüir el reconocimiento de  la Democracia ni el derecho  de  libre  determinación.

Las ofensas y las mentiras han sido las armas retóricas que han utilizado muchos de  los que pretenden defender su posición negativa, atropellando razones y análisis contrarios; presentándose como seres desmedidos en odio sin concepciones de fondo.

El centro de la discusión tiene que partir del “Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera” que ya el gobierno publicó inmediatamente después de su anuncio oficial.  (www.mesadeconversaciones.com.co).

El país por el mismo sufrimiento que ha padecido durante décadas, por la infinidad de veces que las FARC-EP incumplieron su palabra; por los gobiernos que miraron con escepticismo y desprecio cualquier posibilidad de negociación con la guerrilla, por la cantidad de placebos  que los medios de comunicación adscritos a los altos mandos empresariales inyectaron al pueblo, percibe hoy una verdad distorsionada,  alejada siniestramente de nuestra particular  historia y de la realidad de nuestros compatriotas.