martes, 5 de enero de 2016






HABITANTES INVISIBLES


Hogar de Paso ubicado en el barrio Santa Helena de Girardot  (Colombia).


Murió incinerado como en la inquisición.  Así fue el final de "Calidoso", el indigente vallecaucano que el 2 de mayo del 2014 fue rociado con gasolina y prendido con fuego por otro habitante de la calle. 

Aunque hubo marchas de ciudadanos y universitarios en muestra de solidaridad y repudio por el escabroso acto, la cosa no pasó de ahí.

Así puede ser el final de un  habitante de la calle en el peor de los casos.  Duermen a la intemperie, comen los sobrados que les niega la elegante sociedad; drogándose para escapar de la realidad, harapientos, sedientos, invisibles. 

La Corte Suprema de Justicia en un concepto acertado y moderno desde la defensa del ser humano como persona digna y con derechos fundamentales, ha explicado cómo en nuestro país partiendo del concepto de la “teoría de la defensa social” se incentivó y motivó la represión a ultranza para los habitantes de la calle. Imponiendo medidas “extra o ante delictum” a quienes la misma sociedad consideraba peligrosos o sospechosos.

Desde 1936 con la Ley 48 que trata “sobre vagos, maleantes y rateros” ya se legislaba contra la dignidad de las personas que habitaban la calle y se les castigaba como si su condición de vulnerabilidad e indefensión fuera delito.  La sanción por dedicarse sin “causa justificada” a la mendicidad era condenarlos a colonias agrícolas por el tiempo de uno a cinco años.  Era tan violatoria la ley que inclusive contemplaba la posibilidad de prohibir su residencia en determinado lugar de carácter definitivo.

Esta “corriente peligrosista” como la califica acertadamente la Corte, se mantiene en el Decreto 522 de 1971, en donde aunque se realizan algunas modificaciones en ciertas contravenciones, mantuvo sin reparo alguno la sanción mediante aislamiento en colonia agrícola.

Acusando un mejor juicio y cordura, con el nuevo Código Penal de 1980 se elimina tajantemente “toda postura peligrosista”.  Las medidas de seguridad aparecen como sanciones, y no como penas, con fines de tutela, curativos y rehabilitación para inimputables. De igual manera se elimina la sanción a relegación a colonia agrícola penal dándose un paso a la racionalidad.

Indiscutiblemente la Constitución de 1991 con unos objetivos claros en defensa de la igualdad, la libre determinación de la persona y la dignidad humana, previene de manera radical la posibilidad de “revivir medidas coactivas y represivas contra los habitantes de la calle, incluso si su modo de realización personal nos resulta reprochable para el conjunto de la sociedad o perjudicial para estos mismos”. Así lo  deduce la Corte Suprema de Justicia en una de sus sentencias.

Este pasado refleja el trato inapropiado que los indigentes han recibido por parte de los legisladores. Muestra a las claras el atraso de nuestras leyes y la lentitud para ir adoptando conceptos universales como el de la inclusión y  el respeto por la dignidad humana.

Queda claro que la mendicidad no es un delito ni una contravención.  Y que por lo tanto no se puede castigar como tal. De hecho se ha determinado que la pobreza no es una elección autónoma.  Es una situación que nadie escoge por gusto.

Intentando aportar elementos nuevos a la situación del indigente, se aprobó la ley 1641del 12 de julio del 2013.  Una política pública social que pretende amparar y proteger a los habitantes de la calle.

Pero los gobernantes, aunque obligados por la ley,  o no la conocen o le restan toda importancia seguramente porque no incrementa su  caudal electoral.  La desconocen también  algunos funcionarios del ICBF aunque estén  inmersos como punto de apoyo para priorizar una atención inmediata a niños, niñas y adolescentes indefensos y vulnerables, rehabilitándolos de manera temprana y oportuna para poder reinsertarlos como ciudadanos de bien en la sociedad.

Esto pasa en Girardot. Facilitando un aumento de estos  habitantes que desborda cualquier cálculo. 

Nada se ha hecho frente al caso. Solo el intento de una campaña contra la limosna que distorsiona  la complejidad del problema. 

Hay una dependencia en lo que se llama “el antiguo ITUC” que maneja el tema de emigrantes.   Dicen tener un censo  de aproximadamente 750 habitantes de la calle entre locales y flotantes.  No hay estadísticas para los indigentes que residen en Girardot lo que traduce  que no existen políticas para apoyar a estas personas.  Si no hay números no hay estrategias.

Quienes atienden esta dependencia todavía tienen el paradigma de que estos seres vulnerables se encuentran en esta situación por su propio deseo y que no presentan ninguna actitud al cambio ni a la rehabilitación.

Algo diferente piensa la  Relatora Especial sobre la extrema pobreza y los derechos humanos que en el 2011 advirtió sobre los  prejuicios impuestos a los pobres, por los “ciudadanos de bien”: pereza e irresponsabilidad.  La Relatora Especial señala que por el contrario obedece a un fenómeno multidimensional, del que no se escapa si no existe un apoyo institucional serio.  Apoyo que por supuesto en Girardot no existe.

¿Qué esperará la administración municipal?  La ley está dada.  Y el hecho de que todavía no se encuentre reglamentada no justifica su pasividad.  La Corte advierte que “las autoridades deben valorar las condiciones de marginalidad,alienación, ignorancia o pobreza extrema de los habitantes de la calle paraerigir acciones afirmativas focalizadas en sectores poblaciones especialmentevulnerables (…)”

Ya existen modelos exitosos en ciudades gobernadas humanamente.  Bogotá se destaca con fases como la Acogida, (similitud con un hogar de paso); autocuidado (alimentación básica, cuidado del cuerpo e higiene); desarrollo personal e integral (9 meses de acompañamiento y seguimiento sicosocial); autocuidado móvil (el mismo de autocuidado pero itinerante en un tráiler), contacto activo (ubicación día y noche en sus lugares de concentración para direccionarlos a las diferentes modalidades de acogida). Todo de domingo a domingo.  

En conclusión, aunque las leyes se hayan ido modificando acordes a la evolución y al sentido humano que impera en la actualidad, aquí continuamos enceguecidos.  Gobernantes y ciudadanía mirando para el lado menos feo, caminando por el sitio menos fétido, invisibilizando lo visible. 

No propongo nada porque todo está legislado.  Esta es otra tarea pendiente de esta administración que se la endosa al alcalde entrante.  ¿Tendrá el ganador la sensibilidad suficiente para mirarlos como seres humanos?


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