GIRARDOT DE CABEZA
Así despierta Girardot en pleno sector urbano y residencial después de una noche de rumba desordenada.
Foto Elmar Darío
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Para los expertos
está claro que los parques municipales son una riqueza que concentra
“espacio recreativo y de esparcimiento, con una clara función ambiental e higiénico
sanitaria sin olvidar sus aspectos estéticos y educativos”.
Pero esto sucede únicamente en sociedades civilizadas y
orientadas por gobernantes educados, sensibles y respetuosos del hombre y su
medio ambiente.
Observar cómo se maltrató nuevamente el parque Bolívar de
Girardot no sorprende por lo repetitivo del hecho, pero si ofende e insulta a
quienes ven en el espacio público, y entre este al parque, como sitios de reunión familiar rodeados de
ambiente sano, física y moralmente hablando.
Lotearon el parque como acostumbran a hacer con todo lo
demás. No se sabe si lo vendieron al
mejor postor o lo regalaron para atiborrarlo de orinales, licor, comidas sin
control por parte de la Secretaría de Salud,
juegos de azar al estilo de la peor feria parroquiana, prostitutas,
indigentes, borrachos, mierda…y basura, ¡montañas de basura!
No quedó espacio alguno para caminar. Por un costado estaban los vendedores
ambulantes y por el otro el enrejado que arrojó literalmente al peatón fuera
del andén, exponiéndolo a un accidente.
Y lo demás no fue mejor.
Las calles a las ocho de la mañana sin barrer; propietarios encerrando
parte de la vía pública, incluso llenándola de arena invadiendo el espacio
público (calle y andén); facilitando la contaminación de las alcantarillas
debido a la lluvia nocturna que cayó.
La mal llamada zona rosa amanecida entre basuras y nuestras
aves insignes: ¡los chulos!
Si el turismo es cultura nosotros no sabemos nada. Somos una provincia que después de 45 años
realizando el mismo acto lo hacemos cada vez peor.
Qué irán a decir ahora: ¿Que la inmundicia y la
desorganización hacen parte de nuestra idiosincrasia? ¡En eso sí pueden tener la razón!
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