¡EXALTAR LA VIDA!
“(...) Porque así como a la ciudad que tiene
quietud y seguridad, le conviene no mudar las leyes y costumbres antiguas, así
también a la ciudad que es apremiada y maltratada de otras, le cumple inventar
e imaginar cosas nuevas para defenderse; (…)”
Tucídides.
Hace poco la
muerte de una persona era considerada un hecho desgraciado y repudiable; no
cohonestábamos ni nos regocijábamos con las desgracias de nuestros vecinos, por
mal queridos que estos fueran.
Este hecho ha
cambiado hasta el punto de que hoy el girardoteño, el mismo que está expuesto a
la inseguridad, va tras de un papel periódico que sirve como obituario diario de
tragedias ajenas.
Es por esto que no es intrascendente ni de menor calado, que el
proyecto de acuerdo a favor del desarme presentado en el segundo periodo
ordinario del concejo de Girardot por el concejal Excelino Mayorga, no haya sido
aprobado en su primer debate, amenazando con terminar negado antes del fin de
este periodo.
La soberbia debe
tener un mínimo grado de sensatez y de inteligencia para que el que la padezca
no termine siendo esclavo idiota de ella.
Negar un proyecto de acuerdo de tamaña magnitud, en
donde el concejal propone establecer unos lineamientos para que desde la
alcaldía municipal se implemente un plan pedagógico de desarme en Girardot, sería un rechazo rotundo a defender la vida de
los ciudadanos, negando mezquina y
egoístamente el privilegio y el derecho que prevalece de la vida sobre
cualquier otro
Desgraciadamente
en su recalcitrante prepotencia las mayorías, estas y las de otros grupos
socio-políticos, pueden no llegar a
comprender la responsabilidad que implica pertenecer al grupo mayoritario; no
fueron elegidos por el pueblo para torpedear y sabotear cada propuesta que venga de la orilla más
débil numéricamente hablando, sino para exhibir la inteligencia, si la hay,ante
las decisiones que marcan el deber de proteger, resguardar, amparar y respaldar
a una sociedad ávida de representantes legítimos que justifiquen su elección, sus honorarios,
permanencia y hasta su reelección.
Hemos observado
con inexplicable paciencia cómo el concejo municipal ha dedicado gran parte de
sus sesiones y de nuestros impuestos a condecorar y a exaltar, casi siempre, a personas comunes y corrientes, sin que esto represente un propósito
articulado que fortalezca el progreso y la imagen de esta casi ciudad cada día en
deterioro y engañada.
Paciencia que al
fin y al cabo es digna de la pasividad cobarde de sus habitantes. Pero que en
este caso específico debe mutar a un rechazo enérgico contra aquellos que por
sus desaforados y febriles delirios de “supremacía mayoritaria”, puedan llegar
a negar la posibilidad a los girardoteños de transitar con la seguridad que
merecen sin detenerse a distinguir entre estratos ni actividades
laborales.
Basta con ver
las estadísticas expuestas por el concejal Excelino Mayorga, soportadas en el informe de la Policía Nacional
para esperar que, al menos en este tema, los concejales exhiban madurez
política para decidir sobre el proyecto.
Homicidios: 12 (2014), 18 (2013); lesiones
comunes: 88 (2014), 60 (2013) 146%; hurto
a comercio:31 (2014), 18 (2013)172%; hurto a personas:98 (2014), 80 (2013) 122%;hurto a motos:34 (2014), 19
(2013)179%.
El mismo informe
relaciona la incautación de 15.848 armas
blancas y 90 armas de fuego en
el primer semestre del 2014. ¡2.641
armas blancas y 15 de fuego por mes!
Téngase en
cuenta que las estadísticas son de todo el año 2013 frente a solo el primer semestre del
2014. ¿Qué reflejará entonces todo el 2014?
Deben recordar los
concejales que sistemáticamente han insistido en rechazar cualquier proyecto de
acuerdo por venir de las minorías,que es un proceder retardatorio,
antidemocrático y proclive al desorden social;
contrario a los preceptos éticos que deberían portar como estandarte de
transparencia.
Este
comportamiento en contra de la comunidad
lo evidenció recientemente el concejal Jorge Hernández cuando intentando
explicar el rechazo a otro proyecto de acuerdo
del concejal Excelino Mayorga, enfatizó públicamente:“(…) y con el beneplácito de las mayorías,
porque si el concejal también quiero decirle, que está en minorías, y por eso tampoco pasó (…)”.
El plan de
desarme es una estrategia de paz y convivencia a nivel nacional. Ojalá prime, aunque sea por esta única vez, la sensatez en “la gran mayoría” de concejales, y recuerden que sus familias, al
igual que ellos, también transitan por
las mismas calles desprotegidas y desoladas, y que basta solo un mal segundo
para lamentar decisiones equivocadas.
¡La Fortuna no
siempre acompaña!
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