viernes, 31 de julio de 2015



¡EXALTAR LA VIDA!



“(...) Porque así como a la ciudad que tiene quietud y seguridad, le conviene no mudar las leyes y costumbres antiguas, así también a la ciudad que es apremiada y maltratada de otras, le cumple inventar e imaginar cosas nuevas para defenderse; (…)”   Tucídides.

Hace poco la muerte de una persona era considerada un hecho desgraciado y repudiable; no cohonestábamos ni nos regocijábamos con las desgracias de nuestros vecinos, por mal queridos  que estos fueran.

Este hecho ha cambiado hasta el punto de que hoy el girardoteño, el mismo que está expuesto a la inseguridad, va tras de un papel periódico que sirve como obituario diario de tragedias ajenas. 

Es por esto que  no es intrascendente ni de menor calado, que el proyecto de acuerdo a favor del desarme presentado en el segundo periodo ordinario del concejo de Girardot por el concejal Excelino Mayorga, no haya sido aprobado en su primer debate, amenazando con terminar negado antes del fin de este periodo.

La soberbia debe tener un mínimo grado de sensatez y de inteligencia para que el que la padezca no termine siendo esclavo idiota de ella. 

Negar un  proyecto de acuerdo de tamaña magnitud, en donde el concejal propone establecer unos lineamientos para que desde la alcaldía municipal se implemente un plan pedagógico de desarme en Girardot,  sería un rechazo rotundo a defender la vida de los ciudadanos, negando mezquina  y egoístamente el privilegio y el derecho que prevalece de la vida sobre cualquier otro

Desgraciadamente en su recalcitrante prepotencia las mayorías, estas y las de otros grupos socio-políticos,  pueden no llegar a comprender la responsabilidad que implica pertenecer al grupo mayoritario; no fueron elegidos por el pueblo para torpedear y sabotear  cada propuesta que venga de la orilla más débil numéricamente hablando, sino para exhibir la inteligencia, si la hay,ante las decisiones que marcan el deber de proteger, resguardar, amparar y respaldar a una sociedad ávida de representantes legítimos que justifiquen su elección, sus honorarios, permanencia y hasta su reelección.

Hemos observado con inexplicable paciencia cómo el concejo municipal ha dedicado gran parte de sus sesiones y de nuestros impuestos a condecorar y a exaltar, casi siempre, a personas comunes y corrientes,  sin que esto represente un propósito articulado que fortalezca el progreso y la imagen de esta casi ciudad cada día en deterioro y engañada.

Paciencia que al fin y al cabo es digna de la pasividad cobarde de sus habitantes. Pero que en este caso específico debe mutar a un rechazo enérgico contra aquellos que por sus desaforados y febriles  delirios de “supremacía mayoritaria”, puedan llegar a negar la posibilidad a los girardoteños de transitar con la seguridad que merecen sin detenerse a distinguir entre estratos ni actividades laborales.
 
Basta con ver las estadísticas expuestas por el concejal Excelino Mayorga,  soportadas en el informe de la Policía Nacional para esperar que, al menos en este tema, los concejales exhiban madurez política para decidir sobre el proyecto.

Homicidios: 12 (2014), 18 (2013); lesiones comunes: 88 (2014), 60 (2013) 146%; hurto a comercio:31 (2014), 18 (2013)172%; hurto a personas:98 (2014), 80 (2013) 122%;hurto a motos:34 (2014), 19 (2013)179%.

El mismo informe relaciona la incautación de 15.848 armas blancas y 90 armas de fuego en el primer semestre del 2014.  ¡2.641 armas blancas y 15 de fuego por mes!

Téngase en cuenta que las estadísticas son de todo el año  2013 frente a solo el primer semestre del 2014. ¿Qué reflejará entonces todo el 2014?

Deben recordar los concejales que sistemáticamente han insistido en rechazar cualquier proyecto de acuerdo por venir de las minorías,que es un proceder retardatorio, antidemocrático y proclive al desorden social;  contrario a los preceptos éticos que deberían portar como estandarte de transparencia.

Este comportamiento  en contra de la comunidad lo evidenció recientemente el concejal Jorge Hernández cuando intentando explicar el rechazo a otro proyecto de acuerdo  del concejal Excelino Mayorga, enfatizó públicamente:“(…) y con el beneplácito de las mayorías, porque si el concejal también quiero decirle, que está en minorías, y por eso tampoco pasó (…)”.

El plan de desarme es una estrategia de paz y convivencia a nivel nacional.  Ojalá prime, aunque sea por esta única vez,  la sensatez en “la gran mayoría” de concejales, y recuerden que sus familias, al igual que ellos,  también transitan por las mismas calles desprotegidas y desoladas, y que basta solo un mal segundo para lamentar decisiones equivocadas.

¡La Fortuna no siempre acompaña!




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