viernes, 5 de diciembre de 2014





LA ABSTENCIÓN TAMBIÉN ES OPOSICIÓN



“El gobernante que pretende encauzar a su país hacia la democracia tiene que empezar por ser un verdadero demócrata, y demostrarlo tolerando la oposición, por más cruda que se ejerza en el mitin, en la prensa, en la diatriba personal.”  Lázaro Cárdenas.

Normalmente cuando de oposición se habla se crea una relación directa con las organizaciones políticas que se encuentran alejadas del gobierno de turno.  Pero hay una oposición que no se puede ignorar, y que viene de menos a más,  y es la que resulta del ciudadano común y corriente.  El que de tanta frustración por el engaño y desesperanza  ante la estática política, viene decidiendo alejado de lo que los demás le indiquen o le obliguen. 

Menospreciar y dar lecturas amañadas  a la abstención del 84% en la consulta popular sobre el Área Metropolitana del Sol lo considero error de algunos, inexactitud de otros y discursos fallidos de triunfalismo por los más afectados.

No es cierto, de acuerdo a las condiciones de nuestro país, que no asistir a las urnas sea un acto antidemocrático.  La abstención, gústele a quien le guste, también es una válida y evidente demostración democrática.  Y en el caso de la consulta popular por las Áreas Metropolitanas  ¡sí que la es! 

No votar para no permitir alcanzar el umbral del  25% del potencial electoral también es una forma de manifestarse en contra de su conformación.  Y en contra de una ley perversa que concibe democrático que de 100 personas solo 25  tomen las decisiones más trascendentales para sus municipios y su región.

Si bien es cierto que los niveles de abstencionismo en nuestro país son altos, su promedio en los últimos  52 años (1958-2010) para presidencia de la República ha sido del  53.5%.  Y en el caso de Girardot el promedio de abstencionismo en los tres últimos periodos electorales para alcaldía es del 39.5 %.  Es más, en las últimas elecciones (2011) bajó hasta el 35%; en los tres periodos siempre descendió.

Registradas estas cifras no es entonces un hecho insignificante y anodino que se haya alcanzado una abstención del 84% el pasado 23 de noviembre.  Menos aun cuando en  el programa de gobierno el alcalde de Girardot basó muchas de sus propuestas en la conformación del Área Metropolitana.  Quiere eso decir, sin lugar a dudas y utilizando una lógica simple, que sus electores, 26.522 personas, apoyaron desde un principio el proyecto en su totalidad.

Perder en casi tres años un electorado de exactamente 15.501 personas debe tener sus explicaciones y también sus implicaciones.  El 41.5% de su electorado salió a validar su voto y un 58.5% se abstuvo y no respaldó, a largo plazo, la propuesta reina de su programa de gobierno.

Resulta entonces increíble que se le reste importancia al porcentaje tan elevado en donde tan solo 11.021 personas salieron a votar afirmativamente de 80.340 potenciales.

Y siendo laxos con la principal preocupación de la democracia consistente en “garantizar que todos los miembros de la sociedad tengan una posibilidad real e igual de participar en las decisiones colectivas.”, lo sucedido el domingo tiene todo su valor y legitimidad.

Desconocer la importancia de la oposición, la del pueblo, es un error mucho más grande que cualquiera que pueda  cometer un gobernante con sus estrategias para alcanzar sus objetivos.  Si la voz del pueblo es la voz de Dios, exactamente es ir en contra de Dios. 

No pueden pretender los gobernantes tener un público espectador sin vocación deliberante.  Pierde cualquier razón la democracia si únicamente entablan diálogos con ellos mismos.  Si la única voz que desean escuchar es el eco repetido que se devuelve tristemente desde la pared de sus oficinas.

Es precisamente con la comunicación y la interacción que los que se comprometen a dirigir un estado o sus municipios logran alcanzar objetivos que beneficien a sus gobernados.  Es imposible conocer las necesidades, las insatisfacciones, las confusiones y las propuestas  de los ciudadanos, si el acercamiento solo está dado momentáneamente por intereses y motivaciones personales y politiqueras.

No es inteligente despreciar a la oposición mostrándola como un ave rapaz dispuesta a caer sobre su presa y despedazarla.  La oposición merece respeto, como lo merecen los gobernantes, por su capacidad que tiene para entender la realidad de su entorno, o el esfuerzo que hace para entenderla.  Ni toda la oposición es mal intencionada, ni todos los gobernantes son sabelotodo.

Los tiempos van cambiando y muchos de los que deciden ya no son como hasta hace poco.  O sus ambiciones y el valor de su conciencia han subido de tarifa o las promesas incumplidas  han formado callo en sus entendederas obligándolos a mirar más allá de su nariz.

Veo venir  el tiempo en el  que los que aspiran a gobernarnos tendrán que cambiar sus tácticas corruptas de conquista para no terminar siendo galanes desahuciados debatiéndose en medio de multitudes inalcanzables.

Fuente: Registraduria Nacional del Estado Civil.


Adehala: Continúa la masacre de árboles en Girardot.  En vez de apoyar la siembra, los depredadores de arbustos observan  complacidos cómo con motosierra en mano, los que se suponen expertos, cercenan las ramas y los troncos hasta convertirlos en desechos enraizados, en un municipio con temperaturas hasta de 40 grados.  ¡Cómo agrede  la ignorancia!



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