PETRO
Y EL EFECTO LUPA
“Los medios de comunicación han acostumbrado a
ciertos sectores sociales a escuchar lo que “halaga los oídos”. Juan Pablo II.
Gustavo Petro no solamente ha logrado
desfigurar la tranquilidad y paciencia de candidatos presidenciables sino que
también, sin pretenderlo, ha llevado a algunos periodistas al extremo de
cambiar preguntas por sindicaciones, interrogantes por suspicacias y análisis
por señalamientos.
Este comportamiento atípico, en un país
acostumbrado a tener en el punto de partida los mismos apellidos y grupos políticos,
con algunas remodelaciones de fachada, pero idénticos idearios y propósitos, ha
mostrado una faceta inhabitual en quienes adquirieron el compromiso de informar
imparcialmente. Es más, de educar,
entendiéndose que por naturaleza el comunicador y periodista debe ser una
persona, al menos, medianamente culta.
Y nombro el caso específico no con el ánimo de
hacer proselitismo político en esta columna; no me interesa en lo
absoluto. Lo toco porque no deja de
llamar la atención la manera cómo en algunos medios se ha venido tratando el debate;
al extremo de que los entrevistadores terminan evidenciando una animadversión que
los rotula como «ignorantes voluntarios» en varios temas de país.
Asuntos como la problemática en Tumaco,
municipio del Pacífico colombiano, o la tendenciosa pregunta, que si los proyectos son para ejecutar en cuatro años, han sido enfocados de manera equivocada llegando al extremo
peligroso de la desinformación.
En el caso del Pacífico colombiano, cuando el
candidato se disponía a explicar las razones que han contribuido a su
descomposición socioeconómica, la periodista de un medio nacional lo interrumpe
aseverando, de manera irresponsable, que la explicación sobraba por ser de
público conocimiento.
Ignora ella que las entrevistas periodísticas a personajes de cualquier sector de la comunidad científica, deportiva, cultural, artística, no están destinadas para informar e instruir a los comunicadores. El primer propósito, y el más importante, es informar y educar a la sociedad.
Ignora ella que las entrevistas periodísticas a personajes de cualquier sector de la comunidad científica, deportiva, cultural, artística, no están destinadas para informar e instruir a los comunicadores. El primer propósito, y el más importante, es informar y educar a la sociedad.
¿Qué tanto puede saber la ama de casa, el mecánico, el médico, el vendedor ambulante, la arquitecta, la abogada, el ejecutivo, con el tiempo suficiente para el hogar y otros quehaceres, del origen de la problemática actual en muchas
regiones del país?
Los debates deben ser espacios fértiles para que sin excesiva profundidad, pero con suficiente tiempo, el pueblo pueda enterarse
de la simplicidad o complejidad que representa un sector de su patria y los demás temas que le atañen.
Ahora bien, la suspicacia al preguntar que si
en cuatro años es posible cumplir con su programa de gobierno, de ser elegido,
es una pregunta torpe, aparentemente.
Sugerir que las propuestas que se plantean en
un programa de gobierno, vengan de quien vengan, deben ejecutarse en un cuatrienio,
como lo sugirió Darío Arizmendi, expone una condición cortoplacista y
retardatoria; es la demostración más clara de que en este país no existe la
concepción de un propósito nacional alrededor de lo fundamental, como si lo ha
logrado Chile en el mismo continente.
Basta echar un vistazo a desempeños
económicos de algunos países, varios más jóvenes que Colombia, para comprobar
que en ninguna parte se han resuelto los problemas esenciales en un cuatrienio
ni en un decenio. Ha sido a través de
procesos y compromisos políticos bien intencionados.
Andrés Oppenheimer, autor de «Basta de Historias», hace una excelente selección de países que en décadas, adoptando
políticas económicas claras y cimentando su desarrollo en la educación, ocupan los
primeros lugares del mundo.
El país con la educación de más alta calidad es Finlandia; hace algunos decenios el más
pobre del norte de Europa. Hoy en día, según Oppenheimer, está en los «primeros lugares del ranking de
competitividad internacional». El
éxito de su desarrollo es la educación.
Singapur en cincuenta años, tiempo aproximado
que duró el conflicto armado con las FARC, elevó la calidad de vida de sus
habitantes y es reconocido como uno de los países con mayor riqueza per cápita;
el año pasado, según BBC Mundo, era la ciudad más próspera del planeta.
(Ciudad-Estado).
En 1950, Corea del Sur tenía como ingreso per
cápita anual la suma de 900 dólares. Hoy
está cerca a los 30.000 dólares anuales.
Es la economía número 11 a nivel mundial por volumen del PIB, según Datosmacro.com.
Chile, lo destaca Oppenheimer, va «rumbo al primer mundo». De las estrategias más inteligentes que adoptó fue identificar los sectores productivos prioritarios en los que se podían presentar ventajas competitivas a través de la innovación; avicultura, fruticultura, alimentos procesados, servicios financieros, servicios de tecnología de la información, agricultura, turismo y minería del cobre fueron los principales.
Chile, lo destaca Oppenheimer, va «rumbo al primer mundo». De las estrategias más inteligentes que adoptó fue identificar los sectores productivos prioritarios en los que se podían presentar ventajas competitivas a través de la innovación; avicultura, fruticultura, alimentos procesados, servicios financieros, servicios de tecnología de la información, agricultura, turismo y minería del cobre fueron los principales.
En el 2015, luego de una dictadura reciente, presentó
un PIB per cápita de 23.564 dólares, en Colombia en el mismo año
fue de 13.794 dólares.
(Los anteriores ejemplos no explican ni justifican sistemas políticos de ninguno de los países relacionados. Ejemplifican el tiempo que puede durar implementar políticas de gobierno dentro de un proceso).
(Los anteriores ejemplos no explican ni justifican sistemas políticos de ninguno de los países relacionados. Ejemplifican el tiempo que puede durar implementar políticas de gobierno dentro de un proceso).
Podría continuar, pero son interminables los
ejemplos.
Petro ha originado en algunos periodistas un
fenómeno que he denominado el Efecto Lupa.
Consiste en aumentar de manera exagerada sus errores o
defectos, varios construidos a través de leyendas urbanas; y por otro lado,
reducir a nanómetros cualquier gestión exitosa.
Algo similar ocurrió cuando el esnob afectó la
campaña de Antanas Mockus. Un sector de
la prensa aprovechándose de su rechazo a la demagogia y su dificultad para
comunicarse verbalmente lo atacó de manera frontal. Hasta convertir algunas situaciones en motivo de
burla, ridiculización, logrando opacar capacidades que lo hacían elegible.
El periodismo, en una verdadera democracia, tiene
su prueba de fuego cuando en un proceso electoral tiene que decidir entre
influir en la decisión de los electores o limitarse a informar con análisis
justos y equilibrados. Aquí se gana el
respeto o se pierde la confianza.
Estoy en total acuerdo con usted, la labor del periodismo pierde toda su objetividad cuando entran en juego interesés económicos y personales.
ResponderEliminarEl país no va a avanzar mientras no lleguemos a un acuerdo acerca de cuál es el país que queremos, estamos distraídos en disputas personas con intereses personales y económicos en el poder, unos remando para un lado y otros para otro, de esta manera nuestro país está condenado.
No hay q olvidar q los periodistas de los grandes medios obedecen a intereses de sus propietarios q igual mantienen su apuesta x la politica tradicional corrupta y de manejo; les dá miedo la verdad.
ResponderEliminarTriste realidad de la perdida de objetividad y muestra de arrogancia de quienes deberian tomarse la molestia de pensar en los demas y no por los demas
ResponderEliminarGracias por participar en el blog, enriqueciendo y aportando ideas que complementan o muestran aristas diferentes sobre el tema que se trata. En este caso puntual, así la audiencia cautiva de cada una de las cadenas, propiedad de los dueños del país, persigan en desbandada verdades a medias y mentiras mal intencionadas, nos queda la opción de no escucharlos para no permitir que se nos aliene, desinforme, engañe.
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