domingo, 26 de junio de 2016






GIRARDOT SUMERGIDO EN ESCOMBROS



Sector conocido como "El Algarrobo" en la entrada de Girardot.  Demolición hecha hace más de medio año para la construcción de una glorieta en la  entrada Bogotá-Melgar-Girardot.  Hoy no existe glorieta pero hay un monumento de escombros que continúan dando el recibimiento a nuestros visitantes.


El tema de la escombrera municipal es inagotable,  no solo porque pertenece al resorte de lo ambiental, sino porque también incide en la estética de ciudad y sirve para medir lo importante que el ciudadano es para quien se ofrece a gobernarlo.

Después de muchas  “epístolas” intercambiadas entre la oficina Regional de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, CAR,  Alto Magdalena,   y la Alcaldía Municipal de Girardot, desde el 12 de junio de 2009, fue imposible que Girardot tuviera su propia escombrera.

Porque el municipio nunca respondió a la totalidad de las condiciones técnicas exigidas por el ente público.  Y aunque ubicó un terreno para tal fin, en él la disposición final que se realizaba no correspondía “(…) a las características propias de una escombrera, debido a que se descarga todo tipo de residuos sólidos configurándose lo que podría denominarse un botadero a cielo abierto(…)”,  según informe técnico 871 del 5 de diciembre de 2014.



Apunte del Director


HEROÍSMO Y COBARDÍA


Recuperar la plaza de mercado de Girardot, en toda su extensión, es un acto de heroísmo.
Durante años la abulia de quienes han desgobernado en Girardot convirtió  esta obra maestra,  diseñada y construida por el arquitecto Leopoldo Rother,  en una vergonzosa colección de basuras, cancelación de  andenes, vías intransitables,  olores ofensivos…desmedro por quienes debieron protegerla.

Los pocos intentos, por apariencia, de ciertos  alcaldes para recuperarla terminaron en asonadas disueltas por el  ESMAD (Escuadrón Móvil Antidisturbios) y un centenar de ciudadanos corriendo aterrados por las calles aledañas.

Es una vieja historia sin final feliz.  Por eso reconozco el esfuerzo para  negociar de manera pacífica y conciliadora; y si se  cumple la fecha prevista por el alcalde, julio de este año, será estupendo para todos.

¡Pero cuidado! Para cuatro años de gobierno no es suficiente la recuperación de la plaza de mercado con su espacio público incluido. Ella no constituye ni el 15% del espacio  que se continúa perdiendo en toda la casi ciudad.  Sería una lectura  borrosa y confusa para la gente.

“Yo hago lo que tú haces y él permite que se haga…”  Bajo esta premisa popular, y lógica si se quiere, se ha llegado a un comercio anárquico;  en donde cada quién encuentra en su vecino  razón suficiente para continuar con el desorden.

Exigirle exclusivamente a los comerciantes de la plaza el despeje del espacio público es ir en contra del primer punto de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Todos los seres nacen libres e iguales en dignidad y derechos (…)”

Provocará un  germen propicio para el descontento, las rencillas, la violencia  más la repetición de lo prohibido.

Si la decisión es empezar con la plaza de mercado, que así sea.  Pero que  inmediatamente se continúe con el comercio formal de Girardot; estableciendo un cronograma de conocimiento público, con la misma rigurosidad como se hizo en este caso.
 
De no ser así sería inexplicable que la “prueba piloto” iniciara y terminara con los de siempre. Mientras que a los demás, los intocables, las vacas sagradas,  se les continúe servilmente ofreciendo trato preferencial, exentos de las mismas obligaciones y deberes que se exigen al resto de comerciantes.


Me ratifico. Recuperar la plaza de mercado es  un acto de heroísmo; no hacerlo con el resto del espacio público de Girardot, es un acto flagrante de cobardía y de atropello a los más desfavorecidos.