LAS CARICATURAS DE LUIS CARLOS AVENDAÑO LÓPEZ
lunes, 16 de julio de 2018
Plaza de Mercado de Girardot
RECUPERACIÓN DE ESPACIO PÚBLICO
Llegué antes de las siete y treinta de
la mañana a la Plaza de Mercado de Girardot, hoy lunes 16 de julio.
Todo indicaba que por segunda vez en
esta administración se recuperaría de la Plaza de Mercado el espacio público,
fenómeno que en las peores épocas trajo consigo desmanes de parte y parte; es decir,
de algunos comerciantes, por un lado, y del ESMAD (Escuadrón Móvil Antidisturbios)
y la Policía Nacional, del otro lado.
César Fabián Villalba ha sido asertivo
al momento de diseñar estrategias para recuperar espacios públicos. Exactamente hace dos años, en julio de 2016,
cambió los bolillos y los disfraces de Robocop, por mimos, payasos, música y
fiesta. No ocurrió ningún desmán ni
altercado entre la fuerza pública y comerciantes. Se demostró que era posible un cambio sin
atropellos.
Hoy el panorama siendo diferente,
expelía el mismo aroma de tranquilidad y cordura. Entiéndase que no hablo de «tensa calma», sino
de apacibilidad, sosiego, silencio divino.
Lo primero que aprecié no fueron los
mimos que se abrazaban eufóricos como hace dos años, tomando al comandante de
la policía de ese momento como a uno más de sus colegas. Hoy tres carabineros estaban dispuestos de
manera atenta pero relajada sobre el costado occidental de la Plaza de la
Constitución.
Guardas de tránsito, camiones de
Espacio Público, y algunos agentes de la policía dispuestos para lo que
ocurriera, fue el escenario que avizoré tan pronto llegué al centro de la
plaza.
Comenzando a bajar hacia lo que
conocemos como «El Matadero», me encontré de frente a la gerente de Ser
Regionales, Mónica Marcela Dimas Serrano, y al secretario de gobierno Eduar
Mauricio Perdomo; ambos recién desenvueltos en sus cargos. Es posible que esa frescura sirva para suplir
la inoperancia y displicencia administrativa con que funcionarios anteriores
permitieron la decadencia de las instituciones.
sábado, 7 de julio de 2018
EL DÍA SIN CARRO EN GIRARDOT
UNA IMPOSICIÓN IMPROVISADA
Camellón del Comercio (Carrera 10 con calle 11 esquina). |
El próximo lunes 9
de julio, por vez primera en Girardot, se prohibirá el tránsito de vehículos
“con motores de combustible fósil” (sic), como lo ha denominado el alcalde
César Fabián Villalba, secundado por el secretario de tránsito y transporte,
Daniel Fariña Higuera.
A vuelo de pájaro y caminando muy de prisa no se alcanzan a ver las manchas tan pronunciadas que tiene este Decreto; el 080 del 27 de junio de 2018. A simple vista habría que extender una red de agradecimientos a quienes de manera desinteresada y prolija se preocupan por la situación medioambiental del municipio. Pero ¿alrededor de algo aparentemente sencillo no existen situaciones necesarias de revisar, preguntar, analizar y hasta controvertir?
Comencemos con la medida principal, el «Día del no vehículo automotor». Según las autoridades, prevista como una de las metas del Plan de Desarrollo de Girardot Para Seguir Avanzando (Cambio climático y desarrollo sostenible).
Lo primero para preguntar es qué niveles de contaminación registra Girardot. Para contestar lo anterior, conocer en dónde se encuentran las estaciones de seguimiento de polución que miden los agentes contaminantes del aire; y junto a estas, quién y cómo maneja los sistemas basados en geostadística, que permiten predecir los niveles de contaminación por Óxido de Nitrógeno.
Como lo determinan los expertos, las estaciones meteorológicas no pueden ubicarse en cada rincón de la ciudad, lo que obliga, partiendo de muestras existentes y datos cercanos, deducir de qué manera «pueden variar los niveles de polución en el espacio y en el tiempo».
¿Toda la información y mecanismos necesarios los tenemos? O van a convertir una campaña medioambiental que debe basarse en cifras estadísticas e investigaciones científicas, ¿en un acto menos que experimental?
Al menos pudieron haber utilizado, para disimular la ignorancia y ligereza, el INFORME NACIONAL DE CALIDAD AMBIENTAL URBANA de noviembre de 2016, en donde Girardot aparece ubicada entre las ciudades de Colombia con más Baja Calidad Ambiental, con un puntaje de 23.5. En este informe se determina que Girardot «No reportó los indicadores de calidad del aire por no contar con SVCA». SVCA traduce «Sistema de Vigilancia de la Calidad del Aire».
Igualmente advierte que no suministró informe de «porcentaje de residuos sólidos aprovechados y consumo de energía residencial por habitante».
No hay que olvidar que sobre el mismo tema el diario El Tiempo publicó el 30 de octubre de 2015 los resultados que nos colocó también entre las ciudades con más Baja Calidad Ambiental Urbana; con una puntuación de 22.4.
Es decir que nuestro progreso según cifras es de 1.1 puntos. ¡Sorprendente avance!
Para dejar zanjada esta primera arista, aclaremos que después de las ocho de la noche del lunes 9 de julio, Girardot nunca va a conocer en cuánto se redujo la contaminación del medio ambiente porque no tiene cómo medir la calidad de nuestro aire. Esto es aplicar la ciencia a través de la intuición.
¿Preocupación de la administración municipal por el medio ambiente? Pues la tienen más fácil aún. Revivan el tema del Comparendo Ambiental (Ley 1259 de 2008).
En el mes de septiembre de 2011 la alcaldía municipal ordenó la elaboración de una cartilla pedagógica que señalara la instrucción completa sobre la Ley citada.
Elaboradas las cartillas, no se distribuyeron. Los guardas de tránsito le sacaban el cuerpo para ir a levantar el comparendo ambiental como lo ordenaba la norma; la misma empresa de aseo se pasaba por la faja su responsabilidad dentro del proceso sin que la autoridad superior la requiriera.
Al final, asfixiada por una manada rapaz de sátrapas, lacayos y tinterillos, falleció. Qué digo falleció, ¡la asesinaron los holgazanes del Concejo Municipal, los alcaldes de turno y todos aquellos que les parecía que si se aplicaba tenían que realizar más trabajo del que realmente ejecutan!
Quieren hacer ver
al pueblo que se ha hecho un trabajo articulado, concienzudo y serio porque se
ha «sensibilizado» a través de sus «Viernes en bicicleta» el tema para este
lunes. Inclusive se atreven a ir mucho más allá trayendo como amigos solidarios
a las Naciones Unidas y el Día Mundial de la Bicicleta.
Primero hay que preguntar qué personas asisten los viernes a montar en bicicleta; ¿no son acaso de la alcaldía arrastrando tras de sí familia, amigos y vecinos? Y los que no pertenecen a este canasto, ¿han apreciado quiénes son? Prefiero que lo juzguen ustedes mismos. Todo ese número, no asciende a cien personas…y exagero.
¿Están dadas las condiciones de seguridad para invitar al ciudadano a comprarse una bicicleta de «gama media» para que recorra el municipio por donde quiera sin exponer su integridad física?
¿Es posible movilizarse en cicla cotidianamente cuando Girardot oscila entre temperaturas de 30° a 36° promedio? ¿Llegar a trabajar a las dos de la tarde a una oficina con aire acondicionado, después de haber pedaleado 20 o 25 minutos con tales temperaturas, resulta sano y presentable? ¿En una casi ciudad en donde los árboles son vistos como plaga y son mutilados salvajemente incluso en épocas de crudo verano?
No conozco la infraestructura vial que me indique en dónde se encuentran los carriles exclusivos para el tráfico de bicicletas (ciclorrutas). El secretario de tránsito y transporte quiere encantar diciendo que Girardot va a emular a grandes ciudades del mundo que tienen también su día sin carro.
No vayamos tan lejos secretario de tránsito. Hablemos de lo cercano para no lastimarnos. Bogotá tiene en la actualidad 392 kilómetros destinados al tránsito de ciclistas. Eso la ubica en América Latina como la ciudad con más kilómetros con ciclorruta.
En cambio, Medellín, señor secretario, tiene 44 kilómetros de ciclorruta. Sin contar cada una de las arandelas que las hacen transitables y seguras.
Disculpe lo interrumpo secretario, ¿cuántos kilómetros de ciclorruta le ofrece Girardot a los colombianos?
Cuando les conviene traer ejemplos externos, los aprovechan como el mejor de los encantadores, pero nunca muestran el fondo del sombrero, en donde en lugar de un conejo, se retuerce un mal oliente dragón con forma de duende calvo.
Hablemos un poco de la ciudadanía. En dónde quedó la socialización del evento, antes de querer engañarnos de que cualquier deficiente entrevista radial o mini comunicado de prensa lo fue; cómo involucraron a quienes realmente tenían que definir la aprobación de esta programación.
Emulemos nuevamente secretario de tránsito; Bogotá fue la primera ciudad en Colombia en adoptar una medida como esta (24 de febrero de 2000). Pero se llegó a ello porque se realizó una consulta popular, Decreto 1098 de 2000; como debe ser cuando se conocen los derechos constitucionales de los ciudadanos. Se sabe en Girardot, acaso, ¿cuántas personas están en acuerdo o desacuerdo con lo que ocurrirá este próximo lunes?
El tema de los comerciantes me ha inquietado bastante. Hay un sector de la casi ciudad, comercialmente hablando, que no tiene su nicho en la demanda del domingo. Lo que quiere decir que el lunes siguiente tienen, si no su revancha, si su oportunidad de un comportamiento normal para el movimiento de su mercancía u ofrecimiento de servicios. Deben suponerse entonces dos posibilidades: o los comerciantes apoyan el día sin carro sin afectación a sus intereses económicos o sencillamente fueron ignorados de tajo sin siquiera el respaldo de la Cámara de Comercio de la localidad.
Y hablando de economía y comercio, la alcaldía tiene y utilizará los medios para determinar ¿a cuánto ascenderá (o de pronto no) el valor de mercancías y servicios que se dejarán de vender durante estas catorce interminables horas de prohibición de tránsito vehicular? Esas estadísticas deben existir. Sobre ellas es que se deben tomar las decisiones acertadas para las próximas programaciones.
Si no improvisan y creen tener un sistema de trasporte público robusto y eficiente, ¿por qué postergar el ingreso al colegio para el martes cuando ya estaba programado que el lunes ingresarían algunas instituciones? Cuándo repondrán ese día? Tendrá la respuesta seguramente la secretaria de Educación.
Solamente alcanzo a ver un beneficiado directo; y eso no me permite ver las cosas con claridad; el transporte público legalmente organizado.
Ellos. Los mismos que han pedido cabezas consecutivas, como safaris, de secretarias y secretarios de tránsito por la proliferación salvaje del transporte ilegal; los mismos que protestan por la inseguridad en las calles; esos mismos que el 25 de mayo de 2017, desde las primeras horas de la mañana, comenzando en la Plaza de Mercado, le explicaban al pueblo que paraban porque se respiraba un fuerte descontento por todo lo anteriormente expuesto.
Curiosamente cuando hoy, un año después, ninguno de sus problemas ha sido solucionado, por el contrario, empeoran vertiginosamente, como el estado miserable de las vías, el gremio de los transportadores guarda un complaciente y conveniente silencio, que parece premiarse con catorce horas libres para trabajar a su antojo. Quiero decir con esto, cobrando lo que les plazca y realizando colectivos (los taxis), y sin la competencia del transporte ilegal a su lado.
Y que no me vengan ahora con el discursillo chimbo de siempre, de que estoy en contra de Girardot. No es cierto. Estoy en contra de la improvisación, en contra de las mentiras, en contra de las comparaciones convenientes y engañosas, en contra de implementar medidas pertenecientes a ciudades estructuradas y crecientes que no calzan en los pies de municipios decadentes administrativa, política y económicamente como lo somos nosotros.
Llegará el martes 10 de julio y saldrán los mismos de siempre a mostrar su cara maquillada por la radio, dando un parte de victoria a lo que ellos llamarán éxito. Pero les aseguro, y me comprometo con esto, que ninguna de las anteriores preguntas, inquietudes o deducciones, tendrán una sola respuesta seria despejando ninguna de las inquietudes.
¿Saben por qué? Porque no hay respuesta a ninguna de las anteriores preguntas con la que ellos queden bien parados. ¡Son los reyes de la improvisación!
Después, ¿con qué querrán los niños jugar?
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